En Toledo el gremio de azacanes llegó a tener una importancia enorme. En mucha medida la ciudad dependía de ellos. La distribución y venta de agua allí debió provocar abusos en los precios cobrados por volumen y el Concejo hubo de intervenir. Los cántaros destinados al transporte de agua se resellaban con una marca especial y la indicación de su capacidad. Así se evitaban estafas. No conozco que nada semejante ocurriera en Badajoz, aunque no debe descartarse. Nunca me aparecieron, quizás haya sido casualidad, esa clase de asas selladas en ninguna excavación. Ni en la Alcazaba, ni en la ciudad. Aquí el abastecimiento debía ser más sencillo. Pero, sin llegar a los extremos de los toledanos, los badajocenses debieron recurrir a algún método semejante para llenar sus aljibes de agua potable.

Eso trae a colación el problema, no menudo, de abastecer las partes residenciales de la Alcazaba en los períodos más antiguos de su existencia. Es decir, cuando allí había un alcázar. El gran depósito de la conocida como Casa de las Aguas parece pudo estar precedido, siglos atrás, de otro más pequeño árabe. Todos los indicios llevan a pensarlo. Pero son solo eso, indicios. Las descripciones de la excavación del actual son muy parcas y no sería muy raro que cuando los voluntariosos miembros de la Comisión de Monumentos pasaron por allí ya se hubiera hecho desaparecer la evidencia demostrativa. El alcázar tenía que surtirse de algún modo y todavía no lo conocemos. Cuando se rehabilitó el antiguo Hospital Militar no se tocó, ni se dejó tocar, la gran cisterna del patio central. Puede ser muy moderna. Tanto como el propio edificio, pero, habida cuenta de la disposición de los restos arqueológicos respecto de las construcciones actuales, no sería extraño que hubiera allí mismo un antecedente medieval. Si aceptamos como certeza lo que solo es una hipótesis, lo lógico es que fuera para agua potable. Pero, a falta de acueducto o instalación similar, ¿cómo se llenaba? Muchos azacanes se necesitarían para semejante menester. Y, otro problema, en el palacio hubo, sin la menor duda, un hammam (= baño) y esa instalación consumía mucha agua para funcionar correctamente. En ambiente musulmán era insoslayable.