El espeso humo procedente del incendio ocurrido ayer por la tarde en la carretera de Sevilla, entre los kilómetros 3,200 y 5, obligó a la Guardia Civil a cortar el tráfico por esta vía durante casi dos horas, entre las 17.20 y las 19.15 horas. El incendio fue alarmante desde el momento en que se temió que afectase a una de las dos gasolineras de Repsol, que no llegó a alcanzar, pero sí provocó daños en los desguaces Paulino y Avilés y en la chatarrería de Bru. Según el jefe de guardia del servicio municipal de bomberos, estas tres instalaciones carecen de las medidas de seguridad necesarias para evitar situaciones de riesgo como la sucedida ayer. En la chatarrería de Bru, por ejemplo, había fardos de paja y depósitos de gasoil vacíos, que resultaban así muy peligrosos.

Los bomberos del Ayuntamiento de Badajoz recibieron el aviso del incendio a las 17.05 horas. Javier Soriano, dueño de Casa Javier, un mesón ubicado en la misma carretera, junto a la gasolinera mencionada, dio el aviso. Según cuenta este empresario, existen testigos que aseguran haber visto a alguien, que conducía un coche blanco, haber provocado el fuego, en los pastos del cortijo de Pepe Reyes, situado justo detrás de la estación de servicio.

TESTIMONIO

Soriano se quejaba de que un agente de la Guardia Civil, que atendió su llamada de socorro, no le atendió como obligaba la situación y que se podía haber evitado que el incendio se propagase a tan larga distancia, si se hubiese actuado antes. Este empresario se lamentaba de que ésta no es la primera vez que ocurre, pues cada año se originan varios incendios en el mismo lugar. También los bomberos sospechan de que fuese provocado, pues había más de un foco.

En la operación de extinción, que se prolongó más allá de las 20.30 horas, participaron, además de los agentes del servicio municipal, con cuatro autobombas y un todoterreno, un camión de la Diputación procedente del parque de Olivenza, la Policía Local, la Policía Nacional, la Guardia Civil, Cruz Roja y el personal de la Junta, con un helicóptero, que repostaba en una piscina del margen izquierdo de la carretera.

El jefe de guardia de los bomberos de Badajoz explicó que debido a la velocidad del viento, el fuego se propagaba más rápido que los vehículos de extinción. Su prioridad fue atajar el incendio en los dos extremos, para evitar que se extendiese más aún, y proteger la gasolinera, donde incluso dio orden de que no repostase ningún vehículo, para impedir que algún derrame accidental de combustible fuese el detonante de una tragedia. Sin embargo, en la estación de servicio había una plataforma de cemento más alta que los pastos, lo que facilitó que el fuego no entrase.

Los dueños del desguace Avilés se quejaban de que no hubieran entrado antes los bomberos en su parcela, para evitar más daños. En el desguace había más de 200 vehículos.