El albergue temporal para personas sin hogar volverá a abrirse a principios de diciembre en el antiguo edificio de Proyecto Vida, en la calle Bravo Murillo. Será el cuarto año consecutivo que la ciudad disponga de este recurso para que quienes duermen en cajeros, soportales o casas en ruinas puedan encontrar cobijo en unas instalaciones dignas durante los meses que hace más frío. No sin dificultades y con mucho esfuerzo, serán Cáritas, las Hijas de la Caridad, que llevan el comedor social de la calle Martín Cansado, y la parroquia de San Andrés los que gestionen de forma conjunta este alojamiento, que el invierno pasado tuvo una media de entre 12 y 14 usuarios por día.

El director del área de Inclusión de Cáritas, Pedro Herrera, explicó que ya han dado los primeros pasos para que el albergue pueda estar funcionando el próximo mes. Cáritas cederá de nuevo las instalaciones, que ya cuentan con hamacas y literas que se utilizaron los años anteriores, y a los usuarios se les volverá a ofrecer el servicio de desayuno, cena, ducha y lavandería. Los recursos de los impulsores del proyecto Ola de frío no son suficientes para afrontar los gastos de este alojamiento temporal, por lo que llamarán a otras puertas para lograr apoyo económico que permita contratar a un mínimo de personal (como vigilantes de seguridad), pues el resto de las tareas correrá a cargo de voluntarios.

En este sentido, Herrera explicó que ya ha concertado una entrevista este jueves con la concejala del Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS), Loles Álvarez, pues el Ayuntamiento de Badajoz ya ha colaborado aportando fondos en años anteriores. También recurrirán a otras entidades y parroquias de la ciudad.

Aunque no se han planteado un plazo fijo, la intención es que el albergue se mantenga abierto al menos dos meses y medio, mientras las temperaturas son más extremas, aunque si pasado ese tiempo fuera necesario, seguiría funcionando.

Según el director de Inclusión de Cáritas, estiman que en estos momentos hay una veintena de personas en la ciudad que no cuenta con un techo mínimamente digno para dormir y que pasa las noches en cajeros, soportales o construcciones en ruinas. No obstante, no hay una cifra exacta, pues la gente que vive en la calle fluctúa de manera continua. El Centro Hermano es el único recurso permanente que atiende a este colectivo en Badajoz, pero son muchos los que no quieren recurrir a él y además la mayoría de las plazas están cubiertas, por lo que podría acoger «a tres o cuatro usuarios, pero ni a doce ni a veinte», explicó Herrera.

ATENCIÓN PERMANENTE / Tanto los responsables de Cáritas como las Hijas de la Caridad llevan años reclamando que Badajoz, como otras ciudades españolas, habilite un albergue permanente para que las personas sin hogar dispongan de este recurso durante todo el año. «Lo gestione quien lo gestione, pero que hubiera un centro de atención continuada sería lo ideal», defendió Pedro Herrera. Esta reclamación, hasta la fecha, no ha tenido respuesta de la administración.

RECURSOS / En este sentido, subrayó que con el alojamiento temporal no solo se pretende ofrecer cobijo a los usuarios, sino que la intención es también «acompañarles» y poner a su disposición los recursos que existen para ofrecerles la posibilidad de que puedan iniciar una nueva etapa en sus vidas, promoviendo su integración social a través de diferentes programas y servicios que tienen en marcha tanto Cáritas como otras entidades y administraciones públicas. Por ello, destacó que el apoyo del IMSS no será fundamental solo en cuanto a su aportación económica, sino porque cuenta con trabajadores sociales que pueden orientar a estas personas en sus problemáticas. «Estar con ellos, conocer sus vidas, problemas y estar a su disposición por si quieren dar un paso adelante más es lo más importante», aseguró Herrera.