TUtltima corrida de un serial de cinco festejos, concentrados en tres días y lujoso de planteamiento que ha supuesto dar oportunidad a jóvenes toreros. Lo cerró una deslucida corrida de Zalduendo, con la que sólo triunfó, porque arriesgó y puso unas enormes ganas, un torero muy nuevo pero todo verdad: Alberto López Simón.

Cariavacado y estrecho de sienes era el primero de Enrique Ponce. Sin emplearse en los dos primeros tercios, llegó a la muleta del valenciano en el que sería un inicio de faena a favor: lo llevaba por alto y después a media altura. Pero nada, toro vacío, ayuno de todo. No se desplazaba, punteaba. Era tremendamente deslucido y ni en las manos de este maestro tuvo un pase. Silencio.

Mas ofensivo y más toro el cuarto, se acostaba un puntito por el pitón derecho. Buen tranco del animal en banderillas y brindis al público. Comienzo de faena sin obligarlo, para a continuación torearlo en redondo a media altura. Le costaba al animal ir hacia delante, tardeaba, pero Ponce lo fue metiendo en la muleta, tapando el deslucido final de la embestida, que lo era a media altura. Hay que descubrirse ante este torero, todo vergüenza torera, que se inventó un toro donde no lo había. Trasteo muy largo, al final con cambiados a favor de la querencia de tablas. Estocada caída y descabello a la tercera. Saludos tras aviso.

Terciado el segundo de la tarde, alegre de salida y al que Manzanares recibió en las que fueron verónicas de buen corte. Apretó en el caballo. El zalduendo se lastimó la mano izquierda al iniciar el alicantino su faena y ya no dio opciones de lucimiento. Medias embestidas, rebrincadillo y pronto parado. Lo mejor la estocada. Silencio.

De fea estampa era el segundo del lote de Manzanares. Toro montado, que no se empleó en el capote y tomó corrido dos varas. En la muleta, justo de fuerzas, perdía las manos al principio para sostenerlo el torero en el transcurso de un largo trasteo. Series en redondo con firmeza en los toques y alegrándolo con la voz, a lo que respondía el zalduendo a regañadientes. Faena larga y espadazo contrario. Saludos.

Era un toro chico el primero de López Simón. Se desplazaba y volteó a Vicente Fernandez cuando se arrancó como un obús en el tercer par de banderillas. Inicio por alto y a continuación en redondo. Bien colocado el torero, puesto en el sitio en el que todos los toros embisten. Tandas ligadas y toreo a veces clásico en redondo y otras heterodoxo, con circulares invertidos, pases por la espalda y esas cosas. Toro rajado y pasado de faena, que dio problemas para cuadrarlo. Estocada muy tendida y oreja.

El sexto fue el de mejores hechuras de la corrida Toro bajito al que recibió Lopéz Simón con vibrantes verónicas. Bien Domingo Siro pareando e inicio de faena sometiendo. Le costaba ir hacia delante y firmeza en López Simón. Mejor el torero que el toro, valiente, cruzado con el animal, que embestía con desgana. Con un astado ayuno de clase, este torero, todo ganas, hizo una faena de mérito, que llegó al tendido en justa correspondencia a la entrega que había en el albero. Gran estocada recibiendo y oreja a ley, con fuerte petición de la segunda.

Terminó Olivenza. Otro año más, y van veintiséis, se había vivido una feria en la que han sucedido bastantes cosas.