Qué corta despedida para tan larga vida política. Apenas 13 minutos de comparecencia ante los medios de comunicación bastaron ayer a Miguel Celdrán para despedirse como alcalde de Badajoz, cargo que ha ocupado durante casi 18 años y por los que entra directo en la historia de esta ciudad. Su escueto monólogo no le dio para extenderse en largas explicaciones: solo para recordar que tal día como el de ayer, hace 73 años, nació en la calle Doctor Lobato, que tomaba la decisión de marcharse para "complacer" a su familia y que lo hacía agradecido y convencido de que la ciudad saldrá adelante sin él con el equipo que deja al frente del ayuntamiento. "Creo que es el mejor momento", subrayó.

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La prensa fue citada la misma mañana aunque ya desde la semana pasada era público y notorio que el alcalde presentaría el lunes su renuncia. La convocatoria fue a las 11.30 horas. Desde muy temprano había revuelo en el ayuntamiento, donde el ambiente era de despedida. El presidente del Gobierno de Extremadura, José Antonio Monago, se presentó pocos minutos antes de la cita con los medios y accedió al despacho de la alcaldía. Detrás de él, el delegado del Gobierno en Extremadura, Germán López Iglesias. Y llegó el momento del ritual. Celdrán entró en la sala de prensa con el primer teniente de alcalde y sucesor en la alcaldía, Francisco Javier Fragoso. Estaba sereno. Sacó sus gafas y unas cartulinas amarillas con anotaciones manuscritas e inició su discurso dejando en el ambiente la sensación de que no le gustan las despedidas y de que quería pasar página cuanto antes, sin dar opción a que fluyeran las emociones. Ni siquiera apagó el teléfono móvil, que le sonó mientras hablaba.

Como siempre hace, saludó al foro que lo escuchaba llamando "familia" a los presentes, el mismo término cariñoso que utilizó cuando se despidió de la sala: "Hasta luego, familia, os quiero", dijo mientras se marchaba.

Empezó recordando que era su cumpleaños, pues el 4 de marzo de 1940 una señora llamada Josefa Matute Suárez (su madre) dio a luz un varón asistida por doña Pilar Sanpérez. Coincidiendo con esta fecha tan señalada, según manifestó, quiso "completar" algo que tenía pendiente "desde hacía algunos años ya", como era "satisfacer a mi mujer, a mis hijas y también a algunas peticiones de algunas nietas con 14 años". Celdrán mencionó que la decisión de renunciar a la alcaldía de esta ciudad "de mi alma" es "lo más justo y lo mejor para todos". Antes de comparecer, había presentado en el Registro General la renuncia a su acta de concejal y como alcalde.

Fue la única explicación que dio sobre los motivos de su marcha, dejando en el aire preguntas sin responder, como porqué se va ahora, en mitad de la legislatura, y si ha habido alguna razón concreta que haya acelerado su marcha.

Señaló que se va "sumamente tranquilo" porque tiene la "completa seguridad" de la buena marcha de la ciudad con los concejales del equipo que deja al frente, porque están "compenetrados e ilusionados con nuestra querida ciudad y con el proyecto de sacarla adelante", además de que son "sumamente honestos y honrados", defendió.

Aprovechó su intervención para dar las gracias. En este apartado se acordó, claro está, de su familia, de sus compañeros "y de los vecinos" que han tenido confianza no solo en él --"que lo sé y me consta"--, sino en el equipo de gobierno.

También dio las gracias al Partido Popular "porque tuvo la osadía en el año 91 de darme la responsabilidad de presidir este maravilloso equipo que he tenido a lo largo de estos años".

Y llegado a este punto, quiso dejar claro que durante todo este tiempo, por parte del PP "nunca he tenido el menor reproche, la menor indicación, la menor presión" ni desde la dirección nacional, regional o provincial. "Siempre se nos ha respetado y nos han dejado vía libre para interpretar lo que debería ser un gobierno municipal", recalcó.

De sus compañeros de corporación dijo que los ha tenido "envidiables", con un especial recuerdo para los que fallecieron: Emilio Mateos, José Miguel Sánchez Hueso, Josete de la Fuente, José Luis Fernández Pirfano y Agustín Gil Chacón, que fuera alcalde del poblado de Valdebótoa. Dedicó buena parte de su intervención a la relación con los compañeros de grupo, en la que destacó sobre todo el "respeto" mutuo y la amistad que los une, así como también se mostró agradecido a los funcionarios municipales, algunos de los cuales han seguido ayudándole aun después de jubilarse, según contó.

Aprovechó además para expresar su agradecimiento a los empresarios que han mostrado al ayuntamiento su apoyo, que espera que continúe, y al Ejército, por su estrecha colaboración. No obvió a los presidentes de las asociaciones de vecinos, a pesar de que la oposición haya achacado a su gobierno una escasa atención a la participación ciudadana. Así Celdrán mencionó que no recordaba haber tenido ningún problema con el movimiento vecinal porque comentó que cada uno cumple su papel "siempre en beneficio de la ciudad". Y, para terminar, no se olvidó de su relación con los medios de comunicación, a los que pidió disculpas si en alguna ocasión no estuvo a la altura.

"Me voy --concluyó-- sin rencor, con una tranquilidad de conciencia tremenda, sé que faltan muchas cosas por hacer en la ciudad, pero tengo una gran confianza e ilusión en que los compañeros que se quedan son sumamente eficaces y están entusiasmados con el proyecto".