Alfonso Gallardo SA pondrá en marcha a partir del próximo lunes un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Tendrá un carácter suspensivo, durará un año e incluirá tres cuartas partes de sus empleados (113 sobre un total de 150). Esta misma empresa, perteneciente al Grupo Alfonso Gallardo (AG), ya desarrolló una medida similar en abril del 2009, si bien entonces la cifra de trabajadores a los que se aplicó fue algo mayor (146), ya que el año pasado una vez que finalizó este primer ERE, se redujo la plantilla en una veintena de personas. "La dirección de la empresa se ve obligada a presentar este ERE para garantizar el mantenimiento de todos los puestos de trabajo, en peligro por la actual crisis económica y la caída de las ventas", se indicó ayer desde el Grupo AG.

Ubicada en Jerez de los Caballeros, Alfonso Gallardo SA se puso en marcha en la década de los setenta y sobre ella se cimentó la construcción del principal grupo empresarial extremeño. Su actividad (la fabricación de tubos de acero conformado en frío y soldados longitudinalmente a partir de bobinas de acero) está dirigida fundamentalmente al sector de la construcción y al de las aplicaciones mecánicas. Joaquín Vaquerizo, presidente del comité de empresa de Alfonso Gallardo SA, calificó ayer la medida como "precipitada". Aunque admitió que se ha producido una caída en la demanda durante "un par de meses", consideró que lo más adecuado habría sido esperar algún tiempo antes de aplicar una medida de este tipo. "Viendo la situación del grupo y que en un primer momento se hablaba de despedir gente, llegar a un acuerdo era la mejor opción". La decisión fue ratificada, además, por los trabajadores en asamblea y aceptado por la Dirección General de Trabajo de la Junta de Extremadura.

De la medida solo ha quedado fuera personal de oficina y directivos. El calendario laboral de los demás empleados quedará reducido al 58% (el resto del tiempo estarán en el paro), lo que se traducirá en trabajar tres días a la semana. Será en dos turnos, de lunes a miércoles o de miércoles a viernes, detalla Vaquerizo, que cree que la plantilla va a quedar "muy ajustada" y con problemas para afrontar un posible aumento de la producción. "No sabemos si el ERE va a poder ponerse en práctica en condiciones normales", indica.

La crisis económica ha afectado de lleno al principal grupo empresarial extremeño, cuya actividad está muy vinculada al sector de la construcción, lo que en los dos últimos años y medio se ha traducido en varias medias de regulación de empleo. La más agresiva de ellas supuso el despido, en el segundo semestre del año pasado, de 150 trabajadores de su buque insignia, Siderúrgica Balboa. El número de contratos a extinguir se amplió, a final de año, a otros 63.

El impacto de la crisis económica le ha obligado a poner en venta parte de sus activos. Hace apenas tres meses y medio, anunciaba la firma de un acuerdo con la compañía brasileña CSN por el que esta adquiría de tres de sus industrias siderúrgicas, las ubicadas en Azpeitia, Lasao (País Vasco) y Thüringen (Alemania), y de su planta de Alconera, dedicada a elaborar cemento. El importe total de la operación, 970 millones de euros.