Es pronto aún para echar las campanas al vuelo sobre el resultados de la intervención que la Agencia de la Vivienda realiza en Los Colorines, porque a pesar de los avances que reconocen los vecinos, queda muchos por resolver y no de hoy para mañana. Pero no hay que dejar de reconocer que cuando alguien, alguna entidad, se pone a trabajar con criterios sociales y no de cara a la galería, con un proyecto que nunca nadie antes se planteó siquiera, se pueden obtener buenos resultados.

Ni los autores de barrios condenados a la marginación, ni el ayuntamiento que debe hacer más hincapié donde más necesidades hay, ni en su momento la Junta, se plantearon medidas como erradicar un barrio, Cuestas de Orinaza, o intervenir en Los Colorines, hasta que las asociaciones vecinales lograron trasladar que el problema es de todos.

Hoy, algunos problemas empiezan a ver solución: familias en casas legalizadas que asumen su responsabilidad, que cambian el trapicheo de drogas por talleres de empleo; disminución del ambiente de violencia y miedo, proyectos para rehacer el barrio y recuperar servicios. Ojalá que la ciudad recupere un barrio que nunca lo fue, hasta ahora.