Algunas asociaciones de vecinos han dado la voz de alarma por sus dificultades para subsistir. La crisis, los problemas derivados de la gestión de la anterior directiva de la Federación de Asociaciones de Vecinos (Fave) y las trabas burocráticas, son algunas de las causas que las han puesto al borde del precipicio.

Aunque han tratado de conseguir fondos a través de distintas fórmulas, como sorteos, la edición de revistas o la gestión de bares, la crisis está haciendo mella y los vecinos, muchos de ellos en paro, no pueden participar ni pagar cuotas.

"Las más pequeñas y de los barrios más humildes somos las más afectadas", según Isidra Méndez, presidenta del Cerro de Reyes, quien aseguró que en su barrio hay personas con tantas necesidades "que a muchas el cura les está dando de comer. ¿Cómo voy yo a pedirles una cuota o dinero para una actividad?".

En su opinión, a todas las asociaciones no se les puede exigir lo mismo ni se les puede subvencionar igual, puesto que unas lo tienen más fácil que otras, añadió. Las hay, según dijo, que tienen centros cívicos municipales, bares "y vecinos con poder adquisitivo".

En el Cerro de Reyes, la subvención que llegaba del ayuntamiento se iba, según Isidra Méndez, "en pagar a la limpiadora y a un ATS que teníamos desde hacía casi 20 años para atender a los vecinos y al que tuvimos que despedir por falta de dinero". Méndez se quejó que la subvención del 2010 no llegó y la del 2011 sólo la han cobrado algunas, por lo que auguró que "si esto no cambia, desapareceremos".

Para el presidente de la Fave, Juan José Lobato, esto no está sucediendo por casualidad, "es una maniobra del ayuntamiento para que la mayoría de las asociaciones desaparezcan". En su opinión, el equipo de gobierno desea reducir el número, ya que en el caso de la Fave hay una treintena (entre barriadas y pedanías), mientras que la otra federación, la Agrupación Vecinal Ibn Marwán, aglutina a las asociaciones con mayor población, como San Roque, Santa Marina, Casco Antiguo o Valdepasillas.

Según recordó, el problema se remonta al 2009, cuando la anterior directiva de la Fave despidió a un trabajador de esta federación que llevaba en el puesto 22 años. "Este denunció por despido improcedente y ganó el juicio, por lo que el juzgado embargó de la cuenta de la Fave 30.000 euros que había ingresado el ayuntamiento para las subvenciones, que hasta entonces se ocupaba del reparto entre las asociaciones federadas", explicó.

NUEVA FORMULA Desde ese momento el ayuntamiento cambió la fórmula del reparto, concede el dinero de forma nominal a cada asociación una vez que éstas han presentado la documentación y las facturas en regla.

Sin embargo, las asociaciones se quejan de que no disponen de dinero anticipado para comprar o contratar, "nadie nos hace una factura sin recibir el dinero", según Isidra Méndez.

Algunas, como la de Antonio Domínguez, sobreviven "pidiendo y debiéndole dinero a empresarios del barrio", según Paco Gutiérrez, el presidente, quien afirmó que "me paso la vida pidiendo". Algo apático y desilusionado confesó que desea dejar la asociación "por la falta de apoyo institucional y la apatía de los vecinos". En su caso sí ha recibido la subvención de 1.155 euros en septiembre y otra cantidad similar en noviembre.

Tampoco ha percibido ayuda la asociación del Cerro de San Miguel, cuya presidenta, Amelia Tinoco, ha tenido que dejar el local de la sede "porque la factura que presento por el alquiler y la luz no sirven, según el ayuntamiento". Ahora, esta asociación no tiene ninguna actividad.

Juan José Lobato admitió que es obligación de las asociaciones realizar actividades y prestar un servicio a los vecinos.