La reorganización de los aparcamientos situados en el interior de la alcazaba, que anunció el Ayuntamiento de Badajoz y que todavía no se está aplicando, no ha sido bien recibida por los estudiantes ni por los trabajadores que han quedado excluidos del espacio restringido.

Los estudiantes de Ciencias de la Documentación y la Comunicación quieren seguir haciendo uso del espacio anexo a la facultad que, según informó el equipo de gobierno municipal, se destinará al estacionamiento exclusivo de vehículos de movilidad reducida, servicio público (taxis) y bicicletas. En esta explanada caben medio centenar de coches y, según los estudiantes, la mitad de los alumnos (hay unos 400) se mueve en coche o en moto. Existe un microbús gratuito, pero no tiene demasiado uso. El ayuntamiento ha anunciado también una base del servicio de alquiler de bicicletas, que aún no se ha instalado, pero tampoco les vale como alternativa por la dificultad de la pendiente de la carretera que conduce a la facultad.

No son los únicos descontentos. También se quejan los trabajadores encargados de la limpieza y de la seguridad en la facultad, en la Biblioteca de Extremadura y en el Museo Arqueológico Provincial, así como los de la cafetería del centro universitario, que han quedado excluidos del privilegio de poder aparcar en la explanada más próxima al museo, con capacidad para 90 vehículos que, según anunció el ayuntamiento, tendrá uso restringido para el profesorado y el personal administrativo de estos tres centros, mediante una tarjeta identificativa. Lo consideran una «discriminación», según denunciaron ayer. Son al menos veinte los afectados. Según los datos que aportó el 5 de abril la primera teniente de alcalde, María José Solana, ha habido 70 solicitudes de tarjetas, con lo cual sobraría espacio para más personal y los afectados no entienden que no se les tenga en cuenta. Los empleados de limpieza empiezan su turno antes de las 6 de la mañana y no creen que sea justo tener que dejar el coche tan lejos. Además, aducen que hay que apoyar a los estudiantes, que sostienen la actividad en este entorno.

Estos trabajadores se sumaron a la concentración convocada ayer al mediodía por el Consejo de Estudiantes de esta facultad, con el apoyo de la Coordinadora Estudiantil, la Asamblea Universitaria de Badajoz y el Consejo de Estudiantes de la Universidad de Extremadura (UEx). La protesta, que congregó a un centenar de personas, tenía el lema Queremos aparcar en nuestra facultad. Hernán Álvarez, delegado de alumnos, explicó que protestan porque quieren seguir aparcando junto a la facultad como hacen sus compañeros de otros centros universitarios del campus. «No es que seamos cómodos, queremos los mismos derechos». Tampoco aceptan que haya «un aparcamiento privado», en referencia al situado junto al museo. Los estudiantes solo podrían aparcar en la explanada más próxima a la puerta de Carros, que está en peores condiciones, pues aunque el ayuntamiento ha echado zahorra, no la ha nivelado como en el espacio junto al Arqueológico.

Existe otro aparcamiento gratuito en el Baluarte de San Pedro, «pero creemos que tenemos derecho a podir aparcar junto a nuestra facultad». Álvarez ya se ha reunido con Solana para transmitirle esta queja y aunque el encuentro «fue muy cordial», la respuesta fue que la prohibición sería «inmediata». Los alumnos son conscientes de que están en el interior de un monumento protegido y que en otros sería impensable que se permitiese aparcar, pero responden que es el lugar donde está su facultad.

Solana aseguró que había negociado con la facultad. Pero según explicó el decano, Vicente Guerrero, fue el propio ayuntamiento el que limitó las solicitudes de tarjetas al personal dependiente de la Administración, excluyendo al resto, extremo que confirmaron tanto en la biblioteca como en el museo. En estas últimas instalaciones se quejaron además de que se les pidiera el número de matrícula para la emisión de las tarjetas, en lugar de ser nominativas, pues les impediría hacer uso del aparcamiento cuando cambian de vehículo. Guerrero explicó que cuando se incorporó al puesto envió al ayuntamiento una propuesta para que se pudiera seguir aparcando en el entorno de la facultad y pudieran hacerlo todos los trabajadores, pero ha sido el ayuntamiento el que ha decidido la reorganización que va a aplicar, aunque finalmente la facultad se ha conformado, lo ha aceptado y ha remitido el listado para la emisión de tarjetas, excluyendo a los trabajadores que no dependían directamente de la institución. Lo mismo ha hecho la biblioteca y el museo.

El ayuntamiento no respondió ayer a las críticas.