La policía detuvo a una mujer de nacionalidad portuguesa la noche del pasado lunes por atraco a una joyería de Santa Marina, a la que entró a las 19.20 para elegir 5 pulseras y 5 gargantillas, marchándose "para pensar si las compraba" y volver cuando no había clientes, al grito de "no se muevan, esto es una bomba". Esgrimía un artefacto que resultó ser un mando de televisión con pilas atadas, según la propietaria, María Teresa Castellanos.

La atracadora, que parecía estar embarazada, se llevó las diez joyas y huyó, según testigos, en un coche ranchera, un Mercedes negro y con las matrículas tapadas, en el que fue detenida después junto a la gasolinera de la avenida de Elvas, recuperando los agentes el botín. Al salir de la joyería dijo a la dueña y empleadas que no se movieran ni llamaran a la policía porque explotaría la bomba.

Cuando salieron a la calle, Castellanos despejó a los curiosos y vecinos ante la posibilidad de una explosión y la empleada avisó a la policía. Al recordar el suceso para este periódico, señaló que "llevaba una falsa uña para esconder la huella; podría decir cómo era, pero le miraba sobre todo a las manos".