El proyecto de ampliación del Museo Provincial de Bellas Artes se encuentra en estos momentos paralizado a la espera de que la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura remita al ayuntamiento un dictamen, --que le pidió el pasado 18 de diciembre--, en el que confirme o corrija la propuesta de la Comisión Provincial de Patrimonio que consideró "que era acorde con la ley el proyecto que se había presentado".

El ayuntamiento consideró que era suficiente esta "propuesta" de la comisión provincial, por eso pidió a la Dirección General de Patrimonio que firmase el dictamen vinculante que exige la Ley de Patrimonio, según el concejal de Urbanismo, Celestino Rodolfo, quien recordó ayer que "hasta que no tengamos una respuesta de la consejería no vamos a conceder la licencia de obra. El día que la tengamos entonces se activará el procedimiento".

No obstante, aclaró que esto "no significa que se le vaya a dar el visto bueno", porque la decisión la adoptará el equipo de gobierno municipal en base a unos informes de asesoramiento que el ayuntamiento va a solicitar a entidades y expertos en la materia, según señaló.

El escollo del proyecto es la cortina de vidrio que se prentende hacer en las dos fachadas nuevas del museo, que el ayuntamiento no ve acorde con el enclave en el que se hará esta obra, junto al convento de Santa Ana.

Por ello, el concejal de Urbanismo adelantó ayer que de la resolución que se derive, Patrimonio debe incluir la posibilidad de presentar recursos contra la misma, "porque no sería descartable que nosotros quisiéramos recurrirla".

Desde que la Diputación de Badajoz solicitó el 25 de julio del 2007 al ayuntamiento la licencia de obras para ampliar el museo en los solares colindantes de la calle Duque de San Germán y Francisco Pizarro, el proyecto realizado por los arquitectos Antonio Alvarez Cienfuegos y Emilio Delgado, ganadores del concurso de ideas que convocó la institución provincial, ha tenido que superar numerosos obstáculos para cumplir la normativa urbanística.

En el último año los técnicos de la diputación han trabajado para salvar tres objeciones urbanísticas concretas: justificar la edificabilidad de la manzana, que al parecer no estaba suficientemente justificada; reducir una planta del edificio que se pretende levantar en la calle Duque de San Germán, a lo que se ha comprometido en un anexo al proyecto; y la cortina de vidrio de la fachada.

En los dos primeros puntos "se ha solucionado todo", según Celestino Rodolfo, pero es en el tercer apartado en el que no hay un acuerdo, ya que al parecer se hacen distintas interpretaciones del artículo 4.2 de las ordenanzas del Plan Especial de Protección del Centro Histórico, que no permite emplear determinados materiales en sustituciones o modificaciones de edificaciones del casco antiguo, "salvo en proyectos de arquitectura propositiva que armonice con el entorno". Y es en este punto cuando "enlazamos la cuestión urbanística con la cuestión de protección del patrimonio histórico", declaró.

El concejal afirmó que el ayuntamiento tramitará "con absoluto y escrupuloso rigor" este proyecto, "porque barruntamos que pudiera generar problemas en un futuro".