Nacimiento: Mérida, 1978.

Formación: Licenciada en Psicología por la UNED.

Trayectoria: Directora técnica y psicóloga del Télefono de la Esperanza, donde lleva cuatro años y tiene consulta propia.

Coordina junto con su compañera Mari Carmen González los talleres de duelo y de separación afectiva que se ofertan de forma gratuita desde el Teléfono de la Esperanza y que empezarán a funcionar en abril.

--¿Cuántas llamadas se hacen por un duelo o una separación?

--Es complicado decir el porcentaje exacto, porque hay llamadas que sabemos directamente que tienen que ver con un duelo o una separación afectiva, pero hay otras que son por depresión, ansiedad o trastorno psicosomático, y detrás lo que hay es que hace unos años la persona se había separado o había fallecido un familiar y ahí está el origen del problema.

--¿Cuáles son los motivos por los que se separa la gente?

--Vemos muchos motivos. Uno es que se acaba el proyecto común en la pareja, y eso hace que la gente no se sienta a gusto dentro de la pareja. Luego, desde el Teléfono de la Esperanza vemos que algo que subyace a todas las problemáticas, y por supuesto a las relaciones de pareja, es la falta de comunicación.

--¿Qué es más difícil de superar: una muerte o una separación?

--Son dos situaciones muy complicadas, parecidas pero distintas, en ambas hay que recorrer un camino y asumir que esa persona ya no está.

--¿Se superan ambas cosas?

--Si, se llegan a superar, y por eso hacemos los talleres. Pero superar una muerte o una separación no significa olvidar a la persona. Hay que ver que ha sido parte de la vida de uno, recordarlo con cariño, analizar qué cosas se han aprendido y qué cosas no, y seguir con la vida.