El torero de Villafranco del Guadiana Antonio Ferrera se recupera de la aparatosa cogida sufrida la tarde del domingo en la plaza de toros de Teruel, donde tras matar al quinto toro de la tarde recibió una cornada en el pecho y otra en el glúteo. La cogida fue espectacular, ya que el diestro fue levantado con el asta por la cavidad torácica, sangrando abundantemente por el pecho, por lo que los presentes temieron lo peor.

Fue trasladado al hospital Obispo Polanco de Teruel, donde fue intervenido de ambas heridas. Ayer, su hermano Diego, que junto con el apoderado Fernando Lozano permanecían a su lado en el hospital turolense, relataba a este diario por teléfono el susto vivido. "En un primer momento nos pusimos todos en lo peor, vivimos momentos de angustia y se te viene el mundo encima, pero dentro de la gravedad, ha tenido suerte", señaló.

La herida, afortunadamente, afectó solo al músculo pectoral. "No ha tocado el pulmón, ni el corazón, ni las costillas, la cornada ha sido bastante limpia", según Diego Ferrera. La intervención más seria fue la del pecho, a pesar de que en el gluteo sufre una cornada de ocho centímetros de profundidad. El torero se encuentra estable y había solicitado su traslado a Badajoz, a donde estaba previsto que llegara a última hora de la noche de ayer para ingresar en el hospital Infanta Cristina, donde continuará recuperándose y recibiendo tratamiento.

"Ha pedido él el traslado porque quiere estar cerca de la familia, que está en Villafranco; así se siente más tranquilo, porque aquí estamos lejos", señaló Diego, quien reconoció que su hermano continuará la temporada. "Dentro de dos semanas podría estar recuperado y listo para la vuelta a los ruedos". En este sentido, reconoció que los toreros se recuperan pronto: "Están hechos de otra pasta".

El diestro no ha perdido el ánimo en ningún momento, según su hermano, quien aseguró que "de ánimo está muy bien, como siempre, ésa es su arma".