Antonio López Carrasco puso ayer un especial énfasis en el trabajo del costalero debajo del paso y del sentimiento "que se va puliendo, se va mejorando y se va haciendo más intenso a medida que uno va trabajando".

Este costalero, miembro de la Asociación de Costaleros y Capataces de Badajoz, pronunció ayer el pregón en el teatro López de Ayala, donde habló de la necesidad del trabajo "conjunto" con el capataz y la cuadrilla.

Respecto a la vocación, reconoció que "si esto se mama desde la infancia es más fácil", aunque reconoció que no debe ser algo obligado por tradición sino que responde más bien a "un sentimiento que puede surgir en un determinado momento de la vida, porque veas una imagen que te impactó o por otra causa".

Después de 18 años de trayectoria como costalero, su visión del trabajo con los pasos ha cambiado bastante, según admitió. "Entonces todo era euforia, quería coger todos los pasos, pero a medida que pasa el tiempo veo que lo más sensato es tener cabeza, empezar con buen pie y no hacer locuras".

Según su experiencia, "hay que aprender a relajar la euforia y a trabajarla". Con los años, este costalero ha aprendido que "no sólo hay que trabajar el músculo sino también la cabeza y el corazón". En el acto le acompañó la Banda de Cornetas y Tambores Tres Caídas, de Dos Hermanas (Sevilla).