Lo tenían claro y seguro que lo habían hablado antes de la protesta, porque coincidieron sin dudar en defender que la caravana convocada el martes pasado era apolítica. Insistió el representante de los vendedores ambulantes. Ellos se representaban a sí mismos y donde esperan que los políticos los ayuden y los defiendan es en las instituciones donde los ciudadanos están representados: en la Asamblea de Extremadura y en los ayuntamientos.

Ocurrió en la concentración de vehículos convocada por comerciantes, hosteleros y autónomos afectados por el cierre de los negocios decretado por la Junta de Extremadura, para clamar por su supervivencia y pedir indemnizaciones por el cese obligado de su actividad y no tener que pagar impuestos cuando no tienen ingresos. Pura lógica y pura tragedia. A la concentración de vehículos en el aparcamiento de La Granadilla acudieron responsables del PP, Ciudadanos y Vox. Era previsible. Esa debe ser su función: representar y defender a quienes lo están pasando mal y reclamar para ellos, no en su nombre, soluciones. Pero casi siempre nuestros políticos no se atienen a la misión de ponerse del lado del ciudadano, sino que aprovechan la ocasión para arremeter contra los partidos contrarios y contra las decisiones de los gobiernos que no están regidos por sus siglas. Los afectados allí congregados no querían que los utilizasen, no aceptaban que los empleasen como armas arrojadizas, porque ellos saben defenderse solitos y exigir soluciones a todas las Administraciones, gobierne quien las gobierne. A la Junta del PSOE y al ayuntamiento del PP, Cs y Vox. No querían que quienes se consideran sus representantes solo los acompañasen para hacerse la foto y captar un protagonismo que no era suyo, porque esa protesta no era de ellos, sino de las víctimas de esta situación.

Claro que los políticos debían y tenían que estar, pero acompañando, al lado, para conocer de cerca la situación que los autónomos soportan para después tomar decisiones que los puedan ayudar. En todas las plazas cuecen habas y a todas las administraciones se les podrían achacar errores en esta crisis, que a todas supera. La empatía se traduce en coherencia y como ningún partido está libre de pecado, su función allí debería haberse limitado a estar, a escuchar y digerir para después analizar, discutir y decidir.

Los ausentes también pecaron de recelosos. Su ausencia puede interpretarse como sumisión al gobierno que su partido representa e incapacidad para la autocrítica.

Al lado de los afectados deben estar todos los partidos. Porque todos tienen por dónde callar y todos han podido y pueden defender medidas que al menos alivien la calamitosa situación de estos sectores, que por ahora no ven salida alguna y se ven abocados al desastre.

Ayudas directas e inmediatas piden los del PP, mientras en el Ayuntamiento de Badajoz, donde cogobierna este partido, la mitad de las destinadas se han quedado en el cajón y todavía está por pagar el 20% de las restantes. Ahora anuncian otro 1,5 millón de euros para los negocios que han tenido que cerrar y lo hacen argumentando que los requisitos serán más sencillos, reconociendo así que en la anterior convocatoria no lo hicieron bien y que muchos autónomos ni se plantearon concurrir porque no les merecía la pena. Más coherencia, señores. Ahora piden confinamiento cuando antes se opusieron al cierre perimetral para salvar la actividad económica, propiciando una bacanal de comercio de la que ahora proceden estos lodos. Antes no se pronunciaban y remitían a la autoridad sanitaria, porque es la que tiene los datos, pero ahora se atreven a reclamar que se adelante la hora del toque de queda, argumentando que es lo que la calle está pidiendo, o a defender que los institutos no abran. Chirría cuando gritan. Tantos meses de crisis y todavía no han aprendido lo difícil que resulta entender que sigan a la gresca, con la que está cayendo. Dan ganas de meterse a apolítico.