TEtse grandísimo historiador extremeño que fue Ramón Carande definió a Sevilla como fortaleza y como mercado. Fortaleza, por su valor militar; mercado, por constituir uno de los más grandes del mundo a comienzos del mundo moderno. Badajoz aguarda todavía un estudio científico que aborde su papel como ciudad desde la misma óptica que Sevilla. El peso del valor estratégico de nuestra ciudad, su gran guarnición, se convirtió en uno de sus mayores polos de riqueza. Y qué decir de su categoría como mercado. A quién le cabe duda de su importancia como centro comercial y económico de carácter regional e internacional, desde sus orígenes hasta ahora. De todo eso puede colegirse que en Badajoz los comerciantes han tenido y tienen un importante peso específico, aunque sólo sean una parte de la población.

Estas reflexiones me las suscitaba la discusión sobre los árboles de la calle de Menacho, por otra parte algo bufa. Estoy a favor de los árboles. Cuantos más mejor, siempre que haya lugar para ellos. Aplaudo la ocurrencia de ese badajocense de pro que es J. C. Vidarte . Hay calles que los admiten, otras no, pero deben darse, a favor o en contra, argumentos que sean de peso. Y creo que los del autor del proyecto susodicho deben tenerse en cuenta. Tampoco es que quisiera poner la concurrida vía como la selva virgen africana.

Aquí la discusión va por otros derroteros. Los comerciantes no quieren árboles, tienen un concepto propio y respetable de cómo debe urbanizarse Menacho. Pero es uno más. Ellos son muy importantes para la ciudad, pero los vecinos que no tenemos comercio también lo somos. Tenemos criterio. Porque resulta que ellos opinan, por ejemplo, de la rehabilitación de la alcazaba, pues también los demás de la vegetación de las puertas de sus tiendas. Todo es Badajoz. Y que no se diga que los árboles tapan el patrimonio, como delante del convento de las Descalzas. ¡Pero si ese edificio es por fuera sólo un muro blanco! Valiente argumento. Tampoco está mal, como monumento dialéctico, el de la condensación del agua de los aspersores. Añadan también que se caerían hojas y habría que limpiarlas.