El mayor almacén de productos congelados de Europa empezó a construirse en octubre del 2018 y estará a pleno rendimiento un año después. Apenas doce meses para levantar una nave en un desierto industrial en cumplimiento del firme compromiso de la inversión privada. 20 millones de euros con una subvención pública de 2,9 millones y la incertidumbre de carecer de infraestructuras imprescindibles achacables en exclusiva a las administraciones públicas, como una terminal ferroviaria para el transporte de las mercancías y unas rotondas de conexión con la autovía. La multinacional Monliz ha cumplido sus planes de ser la primera industria asentada en la Plataforma Logística del Suroeste Europeo. Cuando el dinero que está en juego es privado, un día de retraso es un día de pérdidas. Bien distintos son los plazos del dinero cuando es público.

Del centro logístico de Badajoz llevamos hablando exactamente 15 años. Fue en verano del 2004 cuando el entonces presidente del Gobierno de España, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, anunció este importante proyecto para Badajoz. Inicialmente se denominó Plataforma Logística del Suroeste Ibérico. Se ve que las pretensiones en origen eran más humildes, porque más tarde la iniciativa dio el salto de un ámbito meramente peninsular a querer abarcar todo un continente. En estos 15 años a este proyecto le ha pasado de todo y todo ha redundado en una concatenación de retrasos difíciles de repasar, porque han abarcado diferentes ámbitos, tantos que hubo momentos en que pocos podían creer que llegase a ser una realidad algún día. Ahora lo es y gracias a una iniciativa privada, que ha confiado en las potencialidades del proyecto, que de momento es un polígono industrial de grandes dimensiones.

El traspiés más rocambolesco que sufrió esta promesa ocurrió hace cuatro años por culpa de unas orquídeas. Algunos aún lo recordarán. Ocurrió porque cuando se diseñó el trazado definitivo del futurible AVE se modificó la línea ligeramente por la presunta existencia de un rodal con estas flores, que están protegidas. Pero resultó que las orquídeas no crecían donde parecía que el mapa las situaba. El trazado del tren rápido ya se había cambiado para entonces y sucedió que no coincidía con el recorrido previsto en el Proyecto de Interés Regional (PIR) de la plataforma. Un imprevisto inexistente del que no se reconocieron responsabilidades y el proceso continuó como si tal cosa. Hasta junio del 2016 no se aprobó la fase inicial, aunque ya habían pasado quince meses desde que se había colocado la primera piedra de las obras, que se recepcionaron en verano del 2018.

De las rotondas de la Plataforma Logística lo último que se ha sabido es que la Junta de Extremadura autorizó la contratación para su construcción en abril de este año. Y cuando el proyecto de la terminal ferroviaria de mercancías intermodal, imprescindible en un centro logístico, parecía encaminado, surge un nuevo inconveniente. Resulta que el presupuesto de las obras de construcción y puesta en servicio es 3 millones de euros superior al previsto en el convenio firmado entre la Junta y Adif en marzo del 2018. 3 millones de nada. Una baratija. Eso ha obligado a modificar el convenio y ya, de paso, se amplía el plazo, de forma que si inicialmente estaba previsto que las obras concluyesen en marzo del 2020, se prorrogan hasta el mismo mes del 2021, aunque la Junta dice que la previsión temporal se mantiene y que se introduce este cambio por si hubiese algún retraso, aunque sea mínimo. Un «por si acaso» que no huele precisamente a orquídeas.