TUtna vez que ha pasado agosto disminuyen en los medios las noticias de arqueología. Ya se sabe, a falta de informaciones políticas las páginas de la prensa escrita y los programas de radio se llenan durante ese mes con lo que sea y, como muchas de las actividades arqueológicas se llevan a cabo durante el buen tiempo, pues a utilizar la arqueología como materia de relleno.

No crean que me quejo. No. Es bueno que se hable de arqueología, aunque sea bien. Puede extrañar, pero es una ciencia necesitada de mucha comprensión. Porque una investigación en ese campo no es una película de Indiana Johns y los arqueólogos no podemos ni debemos, al menos la mayoría, cargar con la pésima fama que nos depara la mala gestión, o gestión ciega, que es lo mismo, de los políticos de todos los colores.

Sólo me gustaría que fuesen los arqueólogos quienes hiciesen declaraciones de arqueología. Así, por lo menos, estaríamos seguros de que saben lo que dicen. Y esto lo afirmo en un contexto administrativo en el que los responsables pasan de Cultura a Agricultura, que acaban igual pero no son lo mismo, y a nadie se le deshace la permanente.

No me parece de recibo que responsables políticos, respetables profesionales de lo que sea, visiten un yacimiento en plena faena y con hallazgos venales --si son importantes y sus jefes de prensa no los entienden los políticos no van-- y luego los presenten como si los descubrimientos los hubiesen hecho ellos. Sin nombrar siquiera al arqueólogo, que puede ser joven, pero es el responsable legal y científico del trabajo, y empleando una terminología que parecen no entender.

A buenas horas iban a presentar un proyecto de arquitectura, por poner un ejemplo, con el arquitecto delante y sin siquiera nombrarlo. Hay quien está dispuesto a inaugurar un teatro romano, como si lo hubiese construido la consejería donde trabaja. ¡Qué arte!

Pongamos que hablo de Medellín. También podría hablar de Badajoz, porque el señor Celdrán y sus concejales hace lo mismo cuando hay arqueología de por medio. En ocasiones los colores no diferencian.