Con el reciente hallazgo de dos estelas de guerrero, el Museo Arqueológico de Badajoz ha ampliado su ya extensa colección hasta albergar 25, la cuarta parte de las aparecidas en la Península Ibérica. Una de ellas fue encontrada en Jerez de los Caballeros y la otra en Cabeza del Buey y en ambos casos fueron hallazgos casuales de vecinos.

La estela encontrada en la finca El Carbajo, de Jerez, mide 130 centímetros de largo por 60 de ancho y tiene un grosor de 31 centímetros. En ella se representa un guerrero, otros dos personajes, un carro, armas --una espada, un escudo y una lanza--, así como una lira y lo que parece ser un espejo. Fue Rafael Cazo Amador, un arqueólogo, quien la halló cuando paseaba junto a un amigo. «Vimos la piedra cerca de un camino, nos llamó la atención y nos acercamos a verla. Pensamos que era precisamente lo que se confirmó después», explicó ayer.

El camino donde la encontró es frecuentado por muchas personas, pero hasta ahora nadie se había percatado de que la gran piedra podría ser una estela. Según explicó el representante del dueño de la finca, Antonio Barranca, contó que durante años la piedra había permanecido boca abajo, pero que hace dos labraron la zona y serían entonces cuando se le dio la vuelta. De hecho, en la estela se pueden ver las marcas de las máquinas. «Ahora le damos la vuelta a todas las piedras que vemos», bromeó.

La otra pieza fue hallada en la finca Palacios de Cabeza del Buey por Juan González, que comunicó el hallazgo a Jesús Fernández, aficionado a la arqueología. Según explicó éste último, su sobrino y él realizaron una réplica de una estela y cuando González la vio les contó que mientras trabajaba en un olivar había visto una piedra parecida, en la que había dibujado un escudo. La estela, que estaba partida, representa un guerrero armado con espada, escudo y lanza, un carro, dos posibles espejos, un instrumento, una fíbula y un personaje menor. Es de esquisto negro y mide 114 centímetros de largo, 80 de ancho y 12 de grosor.

Guillermo Kurtz, director del museo, destacó que las estelas son una de las tipologías de material más importantes que hay en la provincia, pero no se tiene constancia cierta de para qué servían: pueden ser marcadores de territorios, de tumbas o una forma de transmitir posesión.

Explicó que suelen encontrarse en la parte oriental y que lo interesante de la hallada en la finca de Jerez de los Caballeros es que «casi» se puede decir que ha aparecido en el lugar original: un alto. Esto podría refrendar la teoría de que se usaban para delimitar los territorios. Estas estelas se atribuyen «muy hipotéticamente» al final de la Edad del Bronce, entre los siglos VIII y VI a. C.

«No tenemos ni idea de lo que son, pero han constituido una de las exposiciones más significativas de este museo en cuanto a que son muchas y tienen un repertorio visual muy impactante, que nos recuerda a ese mundo de grandes guerreros tipo Iliada», destacó Kurtz, quien señaló que las nuevas piezas contribuirán a avanzar en las investigaciones que se llevan para arrojar luz sobre su origen y usos.

El director general de Patrimonio, Franscisco Pérez Urban, presentó ayer estas nuevas piezas, que ya cuelgan de las paredes del claustro alto del Palacio de los Duques de Feria. Pérez Urban mostró su satisfacción por haber recuperado estas piezas y poderlas exhibir, sobre todo cuando el patrimonio «cada vez con más frecuencia suele ser noticia por su desaparición», dijo. Asimismo, quiso resaltar el hecho de que estas estelas se hayan podido incorporar a los fondos del Arqueológico gracias a la colaboración ciudadana, «que es un pilar fundamental de la conservación y protección del patrimonio», dijo.

En este sentido, Guillermo Kurtz señaló que dando a conocer estas piezas, desde los museos se genera una «conciencia social» del patrimonio que revierte en que los halladores lo valoren y comuniquen a las autoridades los hallazgos.