Hace apenas una semana se han celebrado, en el Museo Arqueológico de Córdoba y en el Museo de Madinat al-Zahra, unas jornadas dedicadas al arquitecto Félix Hernández (m. 1975), el primero que restauró la Alcazaba de Badajoz. Era el responsable de zona, según la estructura creada en 1926 y que llegó a pervivir hasta después de la Guerra Civil. El pretexto de semejante reunión científica era la casi conclusión del proyecto DIDACTA, dirigido por dos profesores de la Universidad de Córdoba, que ha digitalizado el archivo personal del insigne arquitecto, legado al citado MACórdoba. Nos reunimos allí varios investigadores, dedicados, entre otras cosas, a la historiografía de la Arqueología española. esulta que el personaje estudiado es fundamental para conocer muchos de los proyectos de restauración que se llevaron a cabo en Badajoz y la provincia. No son palabras menores. Además de en nuestra ciudad trabajó en el Teatro Romano de Mérida y en el Monasterio de Tentudía. Fue, también, un enorme investigador. A él se debe el estudio sobre la Alcazaba de Mérida, publicado en Inglaterra y en inglés, y una serie de artículos de geografía histórica básicos para conocer los caminos y las comunicaciones en Al-Ándalus. El dedicado a Batalyaws no es muy mencionado porque se inscribe en otro de mayor extensión, pero supera con mucho lo editado por su colega Leopoldo Torres Balbás. Se salió del, para entonces, trillado camino de M. R. Martínez y Martínez y se movió por la provincia como Pedro por su casa, para dejarnos una valiosísima serie de conclusiones topográficas. Solo Manuel Terrón Albarrán lo superó en esa faceta. Son muy interesantes los motivos por los cuales el catalán, don Félix había nacido y estudiado en Barcelona, vino hasta aquí y se ocupó de un monumento del que todos se preocupaban, pero ninguno cuidaba -¡vamos, como ahora!-. Quedan puntos confusos en la biografía de Hernández, era hombre reservado, y no acabamos de entenderlo todo. Es de los pocos arquitectos de zona que sobrevivió sin expediente disciplinario a la Guerra. Y eso es sumamente raro. No se le conoció filiación política ni doctrinal alguna. Estudiarlo es añadir historia a la Historia. Historiografía.