La Guerra Civil interrumpió muchas cosas. Algunas las aparcó definitivamente, pero se escribe menos de ellas porque, en apariencia, tuvieron un menor impacto en la vida diaria de la gente. Uno de los aspectos en que influyó, y mucho, fue en la forma de restaurar los monumentos. En las teorías que presidían la práctica de la arquitectura en esa dirección. En los momentos anteriores a la contienda, estoy hablando de 1931, un nutrido grupo de arquitectos españoles se desplazó a Atenas, donde se había convocado una conferencia internacional para discutir sobre la protección del Patrimonio y las formas de intervenir en él. No debemos olvidar que, al salir de la Primera Guerra Mundial, Europa se encontraba en la tesitura de rehabilitar muchos inmuebles dañados en los frentes de combate. En la redacción de la llamada “Carta de Atenas” destacó el español Leopoldo Torres Balbás, el más conocido de los autores que han tratado de nuestra alcazaba. En los años posteriores al final de su carrera (1916) había tenido un papel muy destacado en la polémica entre los partidarios de la vuelta de los monumentos a un hipotético, y muy teórico, estado primigenio. Su oráculo era el francés Viollet-le-Duc -en España, Vicente Lampérez- y, en el lado contrario, quienes propugnaban una intervención mínima. La necesaria para preservarlos, sin primar el respeto de una fase o estilo sobre el resto. Torres fue abanderado de esta última opinión, desde su puesto de Secretario de la Revista de Arquitectura, primero, y de la dirección de la Alhambra, después. La situación política cambió y don Leopoldo quedó doblemente aislado en zona sublevada: de su familia y de sus afines. Se le obligó a restaurar la catedral de Sigüenza y parecía que iba a hacerse cargo de la Alcazaba de Badajoz. Su destino profesional estaba echado. La restauración de los llamados “nacionales” no entendía de matices. Se querían, en la primera época, unas restauraciones que volviesen los edificios dañados a su estado previo a la contienda. No era cuestión de teorías, sino de disimular los daños causados, sobre todo por ellos, durante las acciones de guerra. Se dio un paso atrás en los conceptos de intervención. También en Badajoz.