Espanta la forma con que el PP está ocupando el poder en los lugares donde ha ganado las elecciones. Lejos de hacerse cargo de una transición civilizada, la derecha está tomando al asalto las autonomías y los ayuntamientos ganados democráticamente, como si de un hecho bélico se tratara, utilizando una táctica de tierra quemada y de exterminio del adversario. La mentira propalada en Castilla-La Mancha, de que no hay dinero para pagar a los funcionarios y de que el PP va a cancelar el 75% de las empresas públicas, para "echar a los 3.000 colocados del PSOE", emulada luego por Pedro Acedo en Mérida, es un verdadero casus belli . Porque la realidad es otra muy diferente y porque, por ejemplo, de esos "3.000 colocados del PSOE", más de 2.800 son bomberos.

El estilo de este asalto del PP a lo que tiene ganado democráticamente, tiñe de negro esa victoria y muestra la verdadera cara de esta derecha, que parece querer ejecutar ahora una venganza contra quien antes ostentó legítimamente ese mismo poder. Busque primero esa derecha a los millares y millares de colocados del PP que hay en todas las autonomías y ayuntamientos gobernados por ellos, que son los más endeudados de España. Las autonomías y ayuntamientos con mayor deuda y más despilfarradores de nuestro país son Valencia, Madrid y Galicia, gobernadas todas por el PP. En lo que va de año, los gastos en los lugares donde el PP gobierna han aumentado el 10,1%, cuatro veces más que en el resto, donde solo han aumentado el 2,6%. Solo la televisión pública valenciana tiene una deuda de más de 1.200 millones de euros y la legión de enchufados peperos en esa entidad y en todos los rincones del poder en esa comunidad, sobrepasa todo lo imaginable.

La derecha muestra cómo es en realidad con estos detalles. No duda en utilizar la mentira para tratar de exterminar al adversario y para justificar de antemano la implantación de la estrategia de duros recortes, privatizaciones y favoritismo a las empresas amigas que tiene proyectada. El asalto ha comenzado de una forma vil y vergonzosa, además de torpe, porque lo único que hace el PP con eso es tirar piedras a su propio tejado, asustando a los votantes de centros y reactivando a los indecisos de izquierda. Este comportamiento en la victoria es impropio de un partido democrático.