La Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, tras el anuncio de la Consejería de Cultura de iniciar la obra de restauración del convento de Las Adoratrices, que será adjudicada en breve, se centrará ahora en conseguir que se aborde la recuperación integral de la plaza Chica. Y ello tanto en lo que se refiere al edificio del mercado de Santa Ana, como a sus posibles usos y las calles del entorno, "porque ya no se puede dejar más tiempo en ese estado" de ruina, manifestó ayer su presidente, Juan Pedro Plaza.

La asociación propone que el viejo mercado se convierta en un centro cívico para sede de asociaciones con un salón de usos múltiples, un bar y una biblioteca o espacio de estudio para los estudiantes de Biblioteconomía y los demás residentes en el barrio.

Plaza reconoció que se han hecho y se están haciendo muchas cosas, "pero no podemos morir de éxito, porque falta mucho por hacer", dijo. Y destacó la ocupación de las casas Coloradas, la próxima apertura de mesones y locales en los soportales, la ocupación de la antigua escuela de hostelería por la Uned, las dependencias policiales y las obras en marcha, y planteó que la apertura del restaurante cafetería de la Uned se adjudique cuanto antes.

TERRAZAS ESTETICAS Afirmó el presidente vecinal que se ha reunido con el teniente de alcalde Ramírez del Molino para estudiar la colocación de terrazas en la plaza Alta cuando se abran los mesones "y coincidimos en que debe ser algo ordenado, de calidad y estético", dijo.

Además, el concejal y el dirigente vecinal hablaron sobre la apertura del patio del palacio de Godoy, sede de la asociación de vecinos y de la Escuela de Idiomas, para habilitarlo como aparcamiento en superficie, con capacidad para un centenar de plazas y gestionado por Adeba, "porque la falta de aparcamiento ahí es enorme".

Plaza lamentó que "aún quede un punto de venta de drogas en la calle San Lorenzo", lo que en su opinión "dificulta el control del paso continuo de yonkis por San Juan en el resto del barrio".

En cuanto a las fiestas, cientos de personas acudieron ayer al Campillo en una mañana primaveral, donde se instaló una plaza portátil para la suelta de una vaquilla y tenderetes para la degustación de aguardiente y perrunillas, además de una instalación hinchable para los niños, en una auténtica estampa berlanguiana al son de los pasodobles que interpretó una banda muy bien conjuntada.

Mientras terminaba la misa en honor del patrón en la iglesia de las Adoratrices, un grupo de jóvenes se encargó de entretener al público en el ruedo esquivando los envites de la vaquilla.