Ante el anuncio de la convocatoria de la denominada Mesa del Ruido por parte del Ayuntamiento de Badajoz, la Asociación contra el Ruido Espantaperros, integrada por vecinos del Casco Antiguo, ha manifestado a través de su blog que el equipo de gobierno "lo tiene muy fácil" si lo que busca es tomar medidas para paliar el problema. Este colectivo aduce que la solución pasa por el cumplimiento de la normativa actual, no las leyes obsoletas, aplicar las sanciones y establecer los servicios "adecuados" para que las multas sean efectivas.

La asociación apunta que existe normativa aplicable, nacional y regional, que detalla los límites de decibelios permitidos en cada estancia de una vivienda, más restrictivos que leyes anteriores. Además, los bares sólo pueden funcionar con licencia y con un aforo máximo, las puertas deben permanecer cerradas y cumplir el horario de cierre.

La presidenta de la asociación, Teresa Benítez, cuenta con que este colectivo participe en la Mesa del Ruido, cuya reunión está anunciada para septiembre, con la presencia de técnicos, partidos políticos y colectivos. Para Benítez, el papel del ayuntamiento en este asunto no puede ser el de "mediador", sino que es el que debe poner la solución a un problema del que es conocedor. "Existe falta de atención y dejadez en la toma de decisiones, en verano porque es verano y en invierno porque es invierno", se lamenta, al tiempo que se muestra incrédula. Advierte además de que el problema del ruido afecta a muchos vecinos del Casco Antiguo, personas mayores que ya quieren irse, lo que está causando el despoblamiento de la zona. De esta situación también se hace eco Lorenzo Ramos, miembro de la asociación, quien alerta de que se ha producido una "paralización absoluta" de la regeneración del Casco Antiguo. "De San Juan hacia arriba, cada vez vive menos gente", constata, y jóvenes que se trasladaron a vivir a edificios nuevos hace unos meses ya están planteando marcharse.

De cualquier forma, Blanco reconoce que el equipo de gobierno "se está poniendo las pilas" últimamente, un giro que achaca a las últimas sentencias condenatorias en Cáceres, Mérida o Jaraíz, lo que se ha traducido en que haya más control, más sanciones "y la propia convocatoria de la Mesa del Ruido".