THtace algunos miércoles escribí en su honor 'Begin the Beguine'. Le hablé desde aquí sobre un nuevo comienzo, el cruce de la frontera de la enfermedad a la vida. Ese viaje desesperadamente lento que debía pasar solo. El domingo fuimos a despedirlo. Había tomado la dirección contraria. Agarrado el petate de sus libros, el amor de sus hijas por bandera, y allá que se nos escapó, por una rendija de luz. Y por la misma, cortada a cuchillo, se abrió paso en mí, un filo oscuro de soledad. Amputándome los desayunos en el 'Dadá', las diatribas sobre política, sobre lo que llamaba, "mis" derechos humanos, relatos de viajes que se bebía, la feroz competencia sobre libros, más libros, más, a la que jugábamos siempre, y, sobre todo, las confidencias. La vuelta al despacho, era ligera de equipaje, las crisis se habían quedado olvidadas entre las páginas del periódico que ojeaba mientras me esperaba. Ahora tomándome un té en la taza, con la cara de Cortázar, que me regaló, visualizo las variantes de la foto que enviaba para decir, como un código morse, que era feliz: el café, el ebook abierto, Elvas al fondo. Recuerdo la conversación sobre el cáncer que Maenkel describía en su último libro. Y como nos llamamos casi al unísono para darnos la noticia de su muerte, dejándonos, dijimos, un poco huérfanos. Así encajábamos la literatura en nuestras vidas, sabiendo el uno del otro, de nuestros estados de ánimo, de frustraciones y sueños por los títulos que enviábamos, a veces muy tarde, de madrugada. También a esa hora, porque para él no existía el vuelva Ud. mañana, a veces llegaban peticiones de ayuda para un pobre descarriado, al que nadie había sabido o querido ayudar, mujeres perdidas, que habían encontrado todas las puertas cerradas, salvo la suya, y que reconducía hacia mi, sabiendo que no habría preguntas, solo una respuesta: yo me encargo Quintín. Como él se encargó siempre de los otros, de los que todo necesitaban y nada tenían, de su pueblo, de su familia, como ahora lo seguirá haciendo, aliviando, con su recuerdo los cien de años de soledad que deja tras de si.