La Audiencia Provincial de Badajoz ratifica el fallo del Juzgado de Instrucción número 2 de Badajoz, que calificó como una falta de lesiones la actuación de un vigilante del centro de menores Marcelo Nessi para reducir al interno Ceferino Vázquez, de 19 años, en julio del 2009. La decisión de dicho juzgado fue recurrida ante la Audiencia de Badajoz por el letrado que lleva la acusación particular en nombre del joven agredido, por entender que se trata de un delito y no de una falta, como manifestó a este diario.

El juez instructor, Emilio García Cancho, dictó su auto el pasado 13 de enero, contando con el respaldo del fiscal y del abogado de la defensa del vigilante, Manuel Villalón, al tiempo que señalaba la vista oral de la causa para el 10 de febrero. Pero el abogado de un despacho de Madrid que lleva la acusación particular, José María Garzón, presentó un recurso de reforma ante el mismo juez, que lo rechazó. Posteriormente elevó otro en casación ante la Audiencia, que se ha pronunciado con este auto, fechado el 17 de febrero, si bien se dio a conocer ayer, una vez notificado a todas las partes.

El ponente de este auto, el magistrado Emilio Francisco Serrano, señala en el mismo que el fiscal impugnó el recurso, como lo hizo también la defensa, y que la sala acordó "desestimar el recurso de apelación interpuesto por la representación del interno contra el auto dictado por el juzgado de instrucción".

Dice, además, en los fundamentos jurídicos que "el apelante se limita a expresar que los hechos son susceptibles de ser tipificados como delito, sin explicar en base a qué indicios; alzándose el hecho incontestable de que el informe médico forense entendió que las lesiones fueron tributarias de primera asistencia, por lo que está correctamente reputada como falta la conducta". A partir de ahora, el instructor deberá señalar la fecha de la vista oral, que se verá en su juzgado.

El letrado Manuel Villalón manifestó en su día a este diario que "cuando se ve el vídeo, queda demostrado que el vigilante solo le da un golpe con la porra para reducir al joven, que los demás que se ven no son sobre el interno, sino sobre la pared o el suelo, y que solo es objeto de juicio una bofetada que le da más tarde, para tranquilizarlo".