Esta semana he participado en la audiencia que el Rey Felipe VI ha tenido con las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País en el Palacio de la Zarzuela, para exponerle las conclusiones del Congreso celebrado en Jaén. En el hemos reflexionado sobre el papel que debemos jugar los Amigos del País en el siglo XXI y los retos a afrontar en la actualidad para poder seguir siendo útiles a la sociedad.

La Económicas nacieron en la Ilustración para llevar los aires modernizadores a todos los territorios, promoviendo el impulso local desde estas entidades patrióticas que agrupaban a personas de muy diferente espectro profesional e ideológico, pero siempre desde la defensa de la libertad, la convivencia y del respeto a la diversidad. En aquellos momento se convirtió en una lucha entre la superstición y la verdad revelada frente a la ciencia y la razón, una lucha que sigue vigente en los muchos prejuicios ideológicos que impiden el progreso, la convivencia y el diálogo.

Le trasladamos al Rey nuestra voluntad de seguir siendo últil al País desde la sociedad civil y desde la plena independencia de partidos e intereses políticos cortoplacistas. Reafirmamos nuestro compromiso con España y todo lo que representa, y que este compromiso lo reflejamos intentando construir un país mejor, para las actuales generaciones y las futuras.

Hasta ahora cada sociedad ha restringido su ámbito de actuación e influencia a su territorio, desde este congreso nos hemos comprometido a ir avanzando en trabajar coordinadamente en red, aunando esfuerzos, e incrementando nuestras capacidades de acción para la mejora de la sociedad.

No pude evitar hablar de mi libro, y trasladé al Rey nuestro particular problema de incomunicación y aislamiento por estar ubicados en la frontera más antigua de Europa que separa a dos países amigos que se llevan dándose la espalda ocho siglos, y que tienen que crear cauces fluidos de conexiones.

No está pasando España por un buen momento, y tampoco la monarquía, pero en los malos momentos es cuando se manifiesta la grandeza de las personas y las instituciones. Las Económicas con nuestros más de 200 años a las espaldas estamos dispuestos y preparados a afrontar este complejo siglo XXI y tengo la sensación que el Rey también.