Desde que se inició la crisis económica hace tres años han aumentado los casos de abuelos esclavos que recurren al Teléfono de la Esperanza. Las llamadas de estos representan el 20% de las que atiende en Badajoz, 10.000 el año pasado.

"Hay situaciones verdaderamente dramáticas de abuelos que se han hecho cargo de hijos toxicómanos y de sus nietos, o de las hipotecas y las deudas de sus hijos y llaman llorando porque les embargan el piso", según el presidente del Teléfono de la Esperanza de Badajoz, José Teófilo Martín Losada, que ayer relató la situación que están viviendo muchos mayores que cuidan de otros miembros de la familia.

En su opinión, los abuelos realizan una labor encomiable, que no es reconocida por la sociedad y "por la que pagan un alto precio", ya que aunque lo hacen con gusto y satisfacción "esto tiene un precio, porque sufren un desgaste físico y emocional". A esto se suma, la angustia que les provoca pensar "qué será de sus hijos y de sus nietos cuando ellos falten".

A este colectivo ha dedicado este año el Teléfono de la Esperanza el Día de la Escucha, que se celebra bajo el lema Escuchando a los abuelos , que incluye la representación de la obra de La barca sin pescador , de Alejandro Casona, que pondrá en escena mañana jueves a las 20.30 horas en el teatro López de Ayala la compañía amateur La Karaba.ex, con actores de edades entre 21 y 72 años.

Esta obra, que se ha preparado pensando en los abuelos, enfrenta a dos mundos diferentes: el de las altas finanzas y el de una familia de pescadores. "Hay intrigas, odios y penas, pero sobre todo silencio, porque falta comunicación", según explicó Antonia González, secretaria y actriz de La Karaba.ex, quien destacó que "es el personaje de la abuela el que hace que todos se vuelvan más humanos. Sin ella hubiera sido imposible el perdón de dos hermanas".

La concejala de Mayores, María del Rosario Gómez de la Peña, que agradeció la labor del Teléfono de la Esperanza, reconoció que "los abuelos son la mayor oenegé que existe en estos momentos".