Parece que el verano se presta más que cualquier otra estación a hablar de trenes. Yo voy a seguir riéndome o, mejor, quejándome, del servicio ferroviario de Extremadura. Pero esta vez toca referirse al tren de alta velocidad. Nuestros vecinos portugueses han decidido parar la construcción de su parte del proyecto Madrid-Lisboa. Se aducen razones económicas. Será cierto; pero todos sabemos que la derecha portuguesa nunca vio con buenos ojos una empresa que, amén de unirnos a todos más a Europa, estrechaba los lazos peninsulares. Les resulta cómoda la situación actual. Queda mucho por decir sobre lo insostenible de dos países en un único y limitado espacio geográfico, como el ibérico. A pesar de la Historia. Ninguna situación política es eterna. Lo que hoy son dos, antes fue uno y, mucho antes, cuatro. Deberíamos empezar a ser razonables. El nacionalismo -exclusión hecha del palestino- raramente lo es.

Sigamos. Está bien, el Portugal oficial de ahora mismo no quiere AVE, pero Extremadura sí. Lo necesita, antes que nada, para atarse al destino común del resto del país desarrollado. Ya está bien de ser la reserva natural exclusiva de España sin contrapartidas. Porque, como expresaba hace poco un extremeño sensato -lo afirmaba más o menos así-, nuestros jóvenes son ya iguales a los de otros lugares, hasta que hablan. Buena es la ecología. Mejor con trabajo y desarrollo para todos.

Estamos en crisis. No hay dinero y, con todo y con eso, nuestra región no puede esperar más. Que Fomento se las busque. Con Extremadura la administración central española, la de toda la vida, tiene una deuda histórica, por habernos tenido marginados, y ha de pagarla.

Dejémonos de ser más patriotas que nadie a cambio de nada. Porque a veces parece que nos dan, sin ir más lejos desde el mentado ministerio, y no estoy seguro de que no prime la preocupación estética -o política- sobre cualquier otra consideración.

Necesitamos alta velocidad o velocidad alta, como quieran, y siempre calidad de servicio. La pague quien la pague. Con Portugal o sin Portugal. Ese es un problema suyo, no nuestro. Y punto. Más explicaciones sobran. ¿O no?