He tratado en ocasiones anteriores la necesaria remodelación de la avenida de Huelva. La semana anterior hablando de la estatua de Menacho lo hice de pasada y en el 2017 dediqué una columna monográfica a este tema en la que ya advertí de que seguiría insistiendo. Qué mejor momento que ahora que se reflexiona ampliamente sobre las necesidades de la ciudad.

Estoy seguro de que para muchos ya está bien como está, que forma parte de sus vidas, que la encuentran muy bonita y más ahora con la estatua en medio y que además con el paro y las necesidades que hay es un despilfarro. Incluso algunos dirán que los que quieren modificarla es porque quieren que la realice un amigo. Pero cuando se está convencido del beneficio que puede tener para la ciudad esta actuación merece la pena arriesgarse a los linchamientos habituales.

Esta avenida además de su belleza actual y de sus interesantes árboles es en la actualidad una gran vía de comunicación peatonal y de vehículos entre el centro y la periferia. Pero los problemas que causase una remodelación son fácilmente solucionables desviando tráfico por otras vías, siendo asumido con rapidez, y la utilidad de paso peatonal y la belleza y vegetación del espacio es inmensamente superable, y más teniendo en cuenta el envejecimiento y deterioro de muchos de sus árboles, que se pueden y deben mantener, pero sembrando otros para su sustitución con el tiempo.

Esta vía debe ser eminentemente peatonal, con aceras anchas y accesibles a todos, y que además de ser lugar de paso tenga espacios de estancias, encuentro y reposo cubiertos con sombra. Debe incorporar al espacio público los jardines del instituto, deben visualizarse los lugares por donde pasaban las murallas y remodelar las plazas de los extremos resituando fuentes y estatuas. Pero sobre todo debe ser un espacio que conecte la zona de Conquistadores y el Casco Antiguo. En muchas ciudades se han abordado actuaciones similares con resultados espectaculares.

Estas actuaciones hay que hacerlas a principios de legislatura, pues los que se oponen suelen hacerlo de manera insistente y radical generando enfrentamientos, y los que lo defienden lo hacen de manera tímida. Con el tiempo todos la asumen como un gran salto para la ciudad. Debería ser un reto para el próximo año.