TEtstar apañados o aviados es encontrarse en situación incómoda o complicada pero da la sensación de que las incertidumbres suscitadas alrededor del tren de alta velocidad lo único que están consiguiendo es desviar la atención. Desde la bufonada elvense (recuerden que el mandatario local le pone su nombre a cada gran obra que inaugura) hasta el rasgar de vestiduras ministerial, hacía tiempo que no se veía por estos pagos semejante ejercicio de propaganda e hipocresía. Portugal siempre va a lo suyo. Un ejemplo de ello es la autovía: la terminaron seis años después que nosotros, cuando les convino y cobrando peaje.

Ahora, por aquí, se llevan las manos a la cabeza quienes censuran a unos por decir que van a elaborar un nuevo calendario y redefinir los proyectos pero callan ante otros que llevan más de un lustro de retraso en las obras que le corresponden.

No obstante, no me interesa Portugal ni la política portuguesa ni los encendidos debates o soflamas electorales. Se dicen cosas que después ya sabemos aquí cómo terminan. Recordemos, por reciente, lo de la legislatura del pleno empleo cuando ya vamos por los cuatro millones de parados. Menos revolucionarse y más preocuparse por lo que importa. Y lo que importa es que aquí también se cambió el calendario, también se han retrasado los proyectos, también se ha mentido con la fecha, también hay más sospechas que certezas sobre un tren que avanza demasiado despacio y, por ejemplo, una estación internacional de la que nadie sabe nada. Digo yo que a los de Badajoz, más allá de las playas o el centro comercial de Alcochete, nos preocupa más llegar a Madrid que a Lisboa. Y esa es la gran cuestión: lo nuestro, ¿cómo va? No nos perdamos en la grandilocuencia de la ideología, el partido o el presupuesto y centrémonos en nuestro tren que, de verdad, ¿para cuándo estará?

Sabemos desde hace unos años quién tiene la culpa de todos los males de España pero a ver si ahora vamos a añadir a la nómina a los del PSD. Que los portugueses se incorporen, si lo hacen, cuando les dé la gana. Que ganen las elecciones quienes quieran ellos que las ganen (los sondeos tienden más hacia la izquierda aunque, por lo visto, no creen mucho en ellos sus correligionarios extremeños) y que alguien, aquí, con voz autorizada, diga de una vez que, en cualquier caso, el AVE Badajoz-Madrid no corre peligro alguno.