No tenemos el dato oficial de cuántas ayudas ha concedido el Ayuntamiento de Badajoz con cargo a una partida extraordinaria para sufragar los gastos de familias vulnerables afectadas por la crisis del covid. Más de un millón de euros, 1.016.000 en total, se aprobaron en mayo, se anunciaron en junio y el 6 de julio se abrió el plazo para se pudieran solicitar. Hoy es el último día para pedirlas. No sabemos cuántas se han concedido porque el concejal de Servicios Sociales, Antonio Cavacasillas, no quiso la semana pasada rendir cuentas, a la espera de que concluyese el plazo. Fue razonable, porque aún quedaban unos días. Pocos ya para incidir en unos resultados que desde hace tiempo se atisban pobres.

Todo lleva a pensar que esta negativa tiene más que ver con que el concejal tendrá que reconocer que algo se ha hecho mal, porque no se han cumplido las expectativas, ni de lejos. Cuando Cavacasillas presentó en verano esta línea de ayudas, auguró que se quedaría corta, consciente de las necesidades que la crisis sanitaria y económica está acarreando en muchas familias de la ciudad. En Servicios Sociales lo sabían y lo saben bien. Trabajan a diario con ellas. A muchas las conocen y otras se incorporan por primera vez a esta trágica estadística.

Transcurridos dos meses, a principios de septiembre, apenas se habían recogido 90 solicitudes y no se había gastado ni el 3% de este fondo, definido a si mismo como extraordinario y urgente. Las necesidades existen, sin la menor duda. De hecho otras convocatorias que también están destinadas a cubrir gastos imprescindibles se están quedando cortas. Está ocurriendo con la de ayudas para los denominados suministros mínimos vitales (Sumivi), que el ayuntamiento abona con fondos de la Junta y se van a agotar.

Curiosamente, entre los gastos que sufraga la nueva ayuda del ayuntamiento para las familias afectadas por covid (las denominadas Ayuecos) también están los llamados mínimos vitales, que es como se definen los recibos de luz, agua y gas. Es la prueba irrefutable. La necesidad existe y hay familias que requieren atención urgente por parte de las administraciones.

De todo ello se deduce que algún requisito de los establecidos en las bases para solicitar estas ayudas extraordinarias del ayuntamiento pacense está interrumpiendo que los destinatarios puedan percibirlas. Las bases son muy estrictas, o enrevesadas, o abigarradas. Algo impide que la convocatoria esté cumpliendo el objetivo para la que se creó. Más de un millón de euros están disponibles desde hace más de cuatro meses y no han llegado a sus destinatarios, muchos de ellos seguramente desesperados por la crisis que se les vino encima en marzo y que no tiene visos de mejorar en los próximos meses, al contrario.

Al parecer el problema radica en que las bases para pedir las Ayuecos establecen que los gastos que se pueden cubrir «sean consecuencia de la pandemia ocasionada por el covid 19» y este requisito es difícil de documentar. Tanto que no solo las solicitudes se desestiman sino que ni siquiera se están presentando, pues los demandantes son sabedores de que no se las van a conceder. Los Servicios Sociales de Badajoz tienen amplia experiencia demostrada ante situaciones complicadas que los han obligado a desdoblarse para sacar adelante convocatorias de ayudas urgentes. Conocen dónde se mueven. Por eso extraña que el ayuntamiento no haya reaccionado antes y tenga aún un millón de euros en el cajón, con la que está cayendo. Que haya tenido que esperar más de cuatro meses para darse cuenta de que algo no cuadra en una línea que estaba bien pensada en su definición, pero que en la práctica no está ofreciendo una solución al problema para el que se creó. Nunca es tarde, dicen, pero en este caso sí lo es. Ya lo era hace cuatro meses.