Las acciones de desinfección que el Ayuntamiento de Badajoz lleva a cabo se van a ampliar con dos nuevas actuaciones, como son el control de legionella en medio centenar de fuentes ornamentales y el de la plaga de palomas. Para ello quiere contratar a una empresa que se encargue de estas dos labores, además de asumir el servicio de desratización, desinsectación y desinfección de las infraestructuras del casco urbano, así como la fumigación contra los mosquitos en la ciudad y los poblados, por un importe total de 264.462 euros, según recoge el anuncio de licitación que está publicado en la Plataforma de Contratación del Sector Público. La duración del contrato será de cuatro años, lo que supone un valor estimado anual de 66.115 euros más IVA.

En estos momentos los contratos de prestación del servicio de control de plagas y fumigación contra insectos que el ayuntamiento pacense tenía suscritos están cumplidos. El concejal de Medio Ambiente, Antonio Avila, calculó que este nuevo contrato pueda estar adjudicado a finales de abril o primeros de mayo. Ávila afirmó que los distintos ciclos del se las plagas están controlados. En cuanto a la presencia de orugas, que se está denunciando en algunas zonas de la ciudad, recalcó que se está actuando desde Parques y Jardines.

Es la primera vez que el Ayuntamiento de Badajoz une los contratos de desratización, desinsectación y desinfección con el de fumigación contra los mosquitos, que se realizaba habitualmente a principios de verano y que venían realizando empresas distintas. Además ha añadido como novedad el control de la legionella y de la proliferación de palomas. Ávila explicó que han decidido aglutinar todos estos servicios en un solo contrato y que una única empresa se encargue de todos los controles. Según recoge el pliego de condiciones, no es recomendable la realización independiente de las diversas prestaciones comprendidas en este contrato pues «técnicamente se precisa una planificación de las actuaciones por zonas y periodos diferentes» que, dado el volumen del área urbana de Badajoz, «es perfectamente asumible por una sola empresa». Aduce también que si interviniesen otros actores, podría ponerse «en riesgo la correcta ejecución del contrato dada la necesidad que existiría en coordinar los trabajos de aplicación de los tratamientos, máxime tratándose de un servicio que está estrechamente relacionada su planificación con las condiciones climatológicas que imperen en cada momento del año».

Respecto al control de la presencia de palomas, una vez que la empresa adjudicataria realice un estudio inicial sobre la población de estas aves domésticas principalmente y su ubicación, establecerá medidas de control, no solo en espacios, edificios e instalaciones públicas, sino también en las privadas, para lo cual habrá que pedir permiso a los propietarios, según Ávila. La adjudicataria deberá presentar una programación y un calendario de las fases de ejecución y las características de los medios a utilizar en la «eliminación» de las aves, de forma que los elementos que emplee serán siempre conformes a la ley. El concejal apuntó que la paloma común se ha convertido en un problema en todas las ciudades, donde la población ha aumentado porque se les echa de comer y no tienen depredadores. El daño que acarrean es que su excremento es muy ácido y no solo ensucia, sino que erosiona. Ávila quiso dejar claro que «no estamos hablando de exterminarlas sino de controlar su número en la ciudad».

En cuanto a la legionella, al tratarse de una bacteria que se encuentra en circuitos y aguas estancadas, el Ayuntamiento de Badajoz, como hacen otros muchos, pretende que la empresa adjudicataria realice un diagnóstico de la situación de las fuentes ornamentales de la ciudad, especificando el grado de infestación para después programar las fases de actuación. La decisión se ha tomado porque «es un riesgo que está latente y queremos evitarlo».