Capitular Se han cumplido 19 años de la riada de Badajoz. La noche del 5 al 6 de noviembre de 1997 esta ciudad sufrió la mayor tragedia ocurrida en la segunda mitad del pasado siglo. El recuerdo de lo sucedido sigue intacto entre quienes vivieron las consecuencias, pero también en la memoria colectiva y en la imagen que persiste del Cerro de Reyes, debido a que aún subsiste la cicatriz por las viviendas afectadas que todavía permanecen en pie, aunque en ruinas, casi dos décadas después.

El ayuntamiento sigue comprando casas y derribándolas, pero no es previsible que esta tarea tenga término a corto plazo, a juzgar por la enorme inversión que requiere y la dificultad en llegar a acuerdos con los propietarios. Hasta ahora ha invertido en actuaciones realizadas en la zona de la riada 8.440.000 euros, un importe que incluye las adquisiciones de viviendas, locales, cocheras y solares afectados, así como la demolición y posterior arreglo de las medianeras que resultan. Ha adquirido un total de 233 propiedades y queda pendiente un tercio más de la totalidad: otras 114, cuyo valor está calculado en 5.043.800 euros, según la información facilitada por la Concejalía de Vivienda. De todas las viviendas compradas, quedan en estos momentos 6 por ser demolidas, por 60.000 euros, y 20.800 euros para el arreglo de medianeras. A lo largo de este año el ayuntamiento ha comprado 6 propiedades, en las que ha gastado 354.800 euros.

Mientras estas viviendas estén en pie no habrá tregua para el olvido. Es lo que piensa la presidenta de la Asociación de Vecinos de Cerro de Reyes, Isidra Méndez, quien defiende que «si esas casas ya no estuvieran, la verdad es que sería otra cosa, porque tienes que empezar a vivir, pero además de que el barrio no está adecentado ni arreglado, están esas casas». La presidenta vecinal critica especialmente que hay calles, como las de La Cigüeña, Margarita y Tirso Lozano, las que lindan con los arroyos, en las que solo quedan un par de inmuebles, que están rodeados de roedores, garrapatas y culebras que se meten en las viviendas, en las calzadas hay socavones y hoyos que no se arreglan y por la noche apenas se encuentran iluminadas «Aunque vivan pocas familias, eso tiene que repararse», exige. Al mismo tiempo reconoce que la culpa de que haya tantas viviendas vacías aún en pie no es de las administraciones, sino de los dueños, porque piden más de lo que sus propiedades valen.

Esta mujer, que lleva al frente de la asociación de vecinos desde 1984, piensa que desde que ocurrió la riada, «Cerro de Reyes está partido a la mitad, no es lo que era, hay mucha unión, pero no la que había antes, nos hemos vuelto un poco egoístas», esgrime.

Isidra lo recuerda «todo» de aquella noche, Inicialmente faltaban 50 personas, pero fueron apareciendo. Se le viene a la memoria aquel vecino que no encontraban y que creían que se había llevado el agua, porque nadie conocía que se había ido con unos familiares a Portugal, donde dio señales de vida finalmente. Cientos de historias, como la de la mujer cuyo cuerpo nunca apareció «y sus hijos ya no tienen ninguna esperanza de que se encuentren sus restos». Cada año en esta misma fecha vuelven a la memoria. Como regresa el miedo cada vez que llueve. «y si llueve fuerte, mucho más», apunta Isidra Méndez.