Estaba invitada y fui con curiosidad periodística a la presentación del polémico proyecto con ´B de Badajoz´. Unos días antes me animaban desde el ayuntamiento a escribir en las páginas en blanco de un libro, mi "opinión" o "visión" de lo que sería Badajoz en los próximos años. Y me gustó la idea de participar en un planteamiento tan ambicioso: el diseño del futuro de Badajoz.

A todos nos debería cautivar la propuesta de aportar nuestro granito de arena para que la ciudad en la que vive evolucione, prospere y se convierta en una ciudad más habitable, con más posibilidades de trabajo, más hospitalaria; una ciudad moderna y solidaria. En definitiva, el lugar en el que todos nos gustaría vivir y en el que querríamos que lo hicieran nuestros hijos.

Hay que arriesgar, mirar siempre hacia adelante, no quedarse quieto. "Los locos abren los caminos que más tarde recorren lo sabios", decía Carlo Dossi en su célebre cita.

Pero el futuro de Badajoz no es una locura ni un sueño. El potencial económico, demográfico y social de la ciudad, es una realidad presente que hay que saber proyectar en el futuro. Se trata de seguir echándole gasolina a un motor para que no se pare y sabiendo escoger el camino.

El Plan Estratégico diseñado por el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Badajoz plantea algunos retos que tiene la ciudad. Y en mi opinión las líneas están bien trazadas. Es muy difícil no estar de acuerdo con una ciudad más colaBoradora, más urBana, más Bonita, con más traBajo, más aBierta, con una Base sólida y con un Buen GoBierno.

Pero encaminar una ciudad hacia su futuro, no sólo se consigue con unas buenas dosis de optimismo y mucha participación ciudadana. Es necesario un respaldo económico y el consenso de todas las fuerzas políticas. El diseño de lo que será Badajoz debe ser de todos.

¿O es que nos vamos a plantear una ciudad distinta después de cada cita electoral?