El quinto centenario de Hernán Cortes y de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano han puesto de nuevo la atención en la gran empresa española de las Américas, y aprovechándolo querría resaltar dos acontecimientos, apenas conocidos, en los que la ciudad tiene algo que decir con relación a las Américas.

Tras el rechazo en 1484 del rey portugués Juan II a la propuesta de Cristóbal Colón para que financiase su proyecto de viaje a las Indias, Colón lo intenta con la Reina Isabel de Castilla. Tras años de fracaso, y a punto de tirar la toalla e irse a Francia, el confesor de la reina, Juan Pérez, y el tesorero de la Santa Hermandad, Luis de Santángel, interceden ante la Reina y consiguen que el 17 de abril de 1492 se firmasen las capitulaciones de Santa Fe. El viaje se presupuesta en unos 2 millones de maravedíes. Santángel presta a los reyes 1.140.000 y un grupo de mercaderes y comerciantes aportan los restantes 860.000. Dicen las crónicas que la Reina Isabel empeñó sus joyas para financiar el viaje, pero ese empeño fue simplemente un aval provisional. Apenas tres semanas después, el 5 de mayo de 1492, la Diócesis de Badajoz entrega a los Reyes Católicos, en dinero contante y sonante, los 1.140.000 maravedíes provenientes de 6.000 limosnas, con destino expreso a sufragar el viaje de Colón. Es decir, el principal financiador del primer viaje de Colón a América fue la Diócesis de Badajoz, mediante lo que ahora se catalogaría como un ‘crowfunding’. Está demostrado en el libro de Melquiades Martín, publicado en 1987 con el título El Dinero de los Reyes Católicos para el Descubrimiento de América, financiado por la Diócesis de Badajoz.

El otro hecho relevante en la ciudad fue la celebración de las Juntas de Badajoz y Élvas en 1524 para la revisión del Tratado de Tordesillas, tras los nuevos descubrimientos. En estos encuentros que duraron tres meses y reunieron a diplomáticos, geógrafos y navegantes de Portugal y España, entre los que estuvieron Juan Sebastián Elcano, Hernando Colón, Sebastián Caboto o Juan Vespucio, pusieron el precedente de la Eurociudad como enclave de reuniones y congresos internacionales. Ahora hay que continuar esa labor. Ambos hechos debemos ponerlos en valor.