Lo que ocurre en Badajoz es un ejemplo de lo que ocurre en las regiones y en las ciudades gobernadas por la derecha en España. Lo principal del Estado del bienestar lo ha hecho el PSOE, en Badajoz y en el resto del país. El PP es experto en poner macetas y adornar las ciudades con ese estilo kitsch que le caracteriza. Los centros de las ciudades gobernadas por el PP se parecen todos como gotas de agua, con sus maceteros, sus marquesinas y sus adornos uniformes. La atención que presta la derecha a los barrios, en cambio, es nula.

En Badajoz, como en el resto de España, las grandes infraestructuras, los principales servicios, las principales instituciones y centros de atención a los ciudadanos los hicieron los socialistas. El PP gobierna sobre cortinas de humo y señuelos para incautos. Hoy, los cinco millones de parados que hay en España tienen un trabajo impensable: hacerle la cama electoral al PP. Por eso la derecha ha centrado su campaña electoral en ellos, como si en el caso de que gobernase el PP no habría parados. Como si no fuesen campeonas del paro algunas de las regiones y de las ciudades donde gobierna el PP.

En esta campaña el alcalde de Badajoz ha dicho una cosa que me espanta y que pone de manifiesto la ideología de esta derecha caduca. Centrado como está en el empleo, al menos eso dicen él y sus correligionarios, el alcalde de Badajoz, el mismo que dijo que "a los palomos cojos hay que echarlos pIa otro lao", ha dicho ahora que "la verdadera libertad está en que uno viva de su trabajo". De donde se deduce que en la URSS había verdadera libertad, como la hay en Cuba. Según él, los esclavos, todos los cuales vivían de su trabajo, tenían verdadera libertad.

Lo triste es que los cinco millones de parados le están haciendo la campaña electoral al PP sin quererlo. ¿Alguien puede pensar que el PP tendría la más mínima opción de ganar si en España hubiese un paro del 7%? Y aquí estamos, en este Badajoz que es la expresión sintomática de la derecha española, decidida a dar el timo del votomocho a los progresistas incautos, pidiéndoles un voto contra natura o animándoles a que se queden en casa. Yo, por si acaso, ya he votado. Y a ellos no, desde luego.