TUtna vez consumado el fracaso de la clase política española con la convocatoria de nuevas elecciones, los partidos y sus equipos de campaña vuelven a prepararse para la contienda electoral. Y lo hacen conscientes de la situación excepcional en la que se celebrarán las próximas elecciones del 26J. La cita electoral con el resultado más incierto de la historia. Nunca hemos ido a votar después de haberlo hecho tan sólo unos meses antes y nunca habíamos visto con tanta claridad y bochorno la incapacidad de la clase política para "entender" el resultado de las urnas.

Cuando había mayorías absolutas era muy fácil. Ahora que los ciudadanos pedimos diálogo y acuerdos, es cuando todo se complica. Así las cosas, lo único que parece seguro es que la abstención será la reina de la fiesta. ¿La fiesta de la democracia? Yo tendría mis dudas si se confirma ese pronóstico.

Pero habrá sitios donde se registre un mayor abstencionismo que en otros. Por ejemplo en Badajoz. Y no es que aquí haya más cabreo que en el resto de España, sino que las elecciones se celebran en pleno puente de las fiestas de San Juan. Yo no me imagino a ningún pacense volviendo como loco de Isla Antilla para ir a votar. Ni tampoco a otros levantarse obsesionados por ir a su colegio electoral después del fin de semana de conciertos.

Y pasará igual en aquellas localidades que celebren algunas de sus fiestas más importantes. Así que por mucho que quieran reducir presupuesto y días de campaña nos esperan días muy intensos de política.

Los partidos de izquierdas, a los que tradicionalmente más les perjudica que los electores se queden en casa, serán los que pongan mayor interés en movilizar el voto. Pero el resto de partidos tampoco escatimarán esfuerzos. Con o sin fiestas, el comportamiento electoral será más que nunca imprevisible.