Si bien es cierto que cada vez que el Banco de Alimentos de Badajoz lanza un SOS la ciudadanía se vuelca, en los últimos tiempos se viene apreciando un progresivo descenso en las donaciones de empresas y particulares. Hasta un 15% han caído estas aportaciones, principal fuente de entrada de víveres para la entidad, junto con los recibidos a través de Fondo Español de Garantía Agraria (Fega). «Hay que sensibilizar más a la gente, porque notamos una relajación en la solidariadad», alerta el presidente del Banco de Alimentos, Jesús Reynolds, quien achaca esta circunstancia a la percepción generalizada de que «las cosas van mejor», aunque desde su punto de vista quienes piensan así «se quivocan tremendamente», pues siguen existiendo muchas personas necesitadas de esta ayuda, y en Extremadura aún más que en el resto del país, como reflejan los diferentes informes y estudios sobre pobreza.

La previsión del Banco de Alimentos es finalizar el 2019 con 1,7 millones de kilos repartidos, frente a los casi dos millones del 2018.

También afecta a ese descenso en la entrada de víveres en los almacenes de la fundación que la mayoría de las empresas desde la crisis económica producen a demanda y no tienen excedentes, así como algunas normas sanitarias, que han dejado al Banco de Alimentos sin poder transportar carne desde los mataderos o que no permiten que se entreguen, por ejemplo, latas de tomate con desperfectos en el etiquetado o abolladas, pero en perfecto estado para el consumo. Antes lo que se hacía era intercambiar productos que llegaban en grandes cantidades con otros bancos de alimentos del país que también disponían de algún tipo mercancía por encima de las necesarias para cubrir su demanda, una fórmula que en la actualidad es prácticamente inexistente.

MENOS BENEFICIARIOS / Aunque el número de beneficiarios del Banco de Alimentos se ha reducido en 2.000 personas en el último año (de 15.000 en el 2018 a unas 13.000 este) y está muy alejada de los 18.000 que fueron atendidos en el 2017, siguen siendo aún muchas las familias y entidades que necesitan recurrir a esta ayuda. Para Cáritas y los comedores sociales los productos del Banco de Alimentos representan entre el 60 y el 70% de los que reparten a sus usuarios, y lo mismo ocurre con la mezquita, el Centro Hermano y las residencias de ancianos.

En estos casos, según recuerda Reynolds, la situación de los beneficiarios no es «coyuntural», sino que se ha cronificado, por lo que, a su juicio, sería fundamental la intervención de las administraciones públicas para atajar la raíz del problema.

El Banco de Alimentos no entrega productos directamente a las familias, lo hace a través de las distintas entidades a las que abastece. El descenso de beneficiarios se debe, por un lado, a que tras el periodo más duro de la crisis algunos usuarios han encontrado empleo y otros sobreviven a base de la llamada economía sumergida, pero también a que la entidad es «más estricta» en cuanto al cumplimiento de los requisitos necesarios para poder acceder a esta ayuda. «Estamos dando más alimentos a quien más lo necesita», defiende Jesús Reynolds, quien apunta que en la premisa de ser rigurosos trabajan de la mano con Cáritas, para evitar en la medida de lo posible que haya personas que se aprovechen de la generosidad de otras.

Así, si antes se entregaban carros con 20 o 25 kilos de alimentos para todo el mes, ahora se pueden entregar con 40. Siguen siendo muchas las personas que aunque tienen un empleo, es tan precario y con un sueldo tan bajo, que sin la aportación procedente del Banco de Alimentos no podrían hacer frente a otros gastos corrientes para sostener sus hogares (hipotecas, facturas de suministros...).

LLAMAMIENTO / «Hambre no hay», asegura Reynolds, pero la labor del Banco de Alimentos continua siendo imprescindible. Por eso, apela a la solidaridad del conjunto de la sociedad para frenar la tendencia a la baja de las donaciones, porque sigue habiendo familias con gran necesidad y porque el trabajo de esta entidad (Premio Príncipe de Asturias en el 2012) a lo largo de los años está acreditado. Además, pide a los ciudadanos que no se dejen llevar por las ‘campañas’ que de manera cíclica pululan por las redes sociales sobre que la comida que se entrega acaba en muchas ocasiones en los contenedores de la basura. «Son leyendas urbanas», afirma.

El presidente del Banco de Alimentos de Badajoz anima a los ciudadanos y a las empresas a que colaboren en campañas como la próxima ‘Gran recogida’, que tendrá lugar los días 22 y 23 de noviembre en Badajoz y otras nueve poblaciones de la provincia pacense.

EQUILIBRADA Y SALUDABLE/ ¿Qué productos son los más necesarios? «Todos, lo que necesitamos es variedad». El objetivo es poder ofrecer a los beneficiarios una alimentación «equilibrada y saludable». El alimento más básico y más requerido sigue siendo la leche, pero también son fundamentales otros como el cacao, las galletas, las conservas, los embutidos, carnes y pescados. Lo que más se suele donar son arroz, pasta y legumbres, por lo que desde el Banco de Alimentos piden a quienes colaboren que lo tengan en cuenta a la hora de depositar sus aportaciones en los carros de los voluntarios durante esas dos jornadas de la campaña.