Juan Morcillo Tarazón tiene casi 92 años y es el colono de mayor edad entre los primeros que llegaron hace 50 años a Balboa. Se marchó de Villar del Rey con su mujer y sus cinco hijos en busca de un futuro mejor para su familia "porque allí no se podía vivir" y en este nuevo poblado encontró vivienda y tierras. Ha trabajado duro y solo uno de sus hijos permanece con él, los demás emigraron a Barcelona. Según decía ayer --no sin dificultades por su avanzada edad-- Balboa "ha cambiado mucho, a mejor" en este medio siglo.

En recuerdo y homenaje al esfuerzo de este hombre y al de todos los 80 primeros colonos de Balboa, se descubrió ayer en la plaza de la localidad un monolito con un poema grabado, para que nadie olvide que "desde lugares distintos llegaron a estas tierras nuestros primeros vecinos con sus carros y carretas".

El alcalde pedáneo, Pedro Martín, explicó que lo que han querido hacer es un "reconocimiento a nuestros primeros moradores, a nuestro pasado, nuestro presente y desde aquí iniciar un futuro cierto para nuestro pueblo". Balboa tiene en la actualidad 520 habitantes, de los que una veintena fueron primeros colonos. En los últimos años se han construido varias promociones de viviendas, que han servicio para que las parejas jóvenes permanezcan en la localidad y por eso el alcalde aspira a que se siga edificando.

Ayer fue una jornada festiva en Balboa, un día de saludos y abrazos. Entre los llegados estaba Francisco Fernández Carvajal, que llegó con sus padres y sus seis hermanos siendo niño a Balboa desde Carmonita pero tuvo que emigrar hace 40 años. No olvida sus raíces y quiso estar con sus vecinos, "una gente maravillosa, la prueba es que después de tantos años cualquiera que vuelve es como si siguiera su casa". Según Francisco el poblado ha progresado bastante, aunque cuando se hace memoria, todos mencionan el problema de las inundaciones que han vivido cuando se desborda el arroyo Limonetes. Así, el presidente de la Asociación de Vecinos, Félix Montanet, insistía en que aún quedan por cumplir algunas de las promesas para evitar que se repita la riada del 97. Y por la ayuda que entonces recibieron, también ayer entregaron placas de agradecimiento a la Base Aérea de talavera y a los municipios de Talavera y Villafranco.