El ecoparque de Badajoz, donde va a parar la basura que se genera en la ciudad y en un entorno que abarca 250.000 habitantes (desde Zafra hasta Alburquerque), va a introducir en las dos líneas de tratamiento de residuos un sistema que permitirá prensar los desperdicios que no son reciclados al finalizar todo el proceso y posteriormente envolverlos en film a modo de fardos, antes de enterrarlos. Con esta medida se pretende eliminar los malos olores, evitar los derrames, reducir la presencia de aves que proliferan sobre los desperdicios que se acumulan a cielo abierto y, además, minimizar el espacio que ocupan en el vertedero alargando así sus años de vida útil.

Este sistema ya se aplica en otros ecoparques, como el de Cáceres y el de Mirabel desde que se inauguraron, y ahora la Consejería de Agricultura, Desarrolo Rural, Medio Ambiente e Industria va a introducirlo en el de Badajoz, donde se prevé una inversión superior a 5 millones de euros, que se aprobó en la última reunión del Consejo de Gobierno. El consejero de este área, José Antonio Echávarri, visitó ayer al alcalde pacense, Francisco Javier Fragoso, en el ayuntamiento y explicó ésta y otras inversiones comprometidas por la consejería en la ciudad y su entorno.

Las actuaciones proyectadas en el ecoparque se acometerán en dos fases. La primera conlleva la inversión más importante, de 4.570.000 euros, que por un lado se destinarán a incluir el sistema de prensado y enfardado en las dos líneas de tratamiento de los residuos y, por otro, a construir un nuevo edificio de 185 metros cuadrados para los casi 40 trabajadores de la planta, con comedor, almacén, aseos y vestuarios.

RECICLADO En el ecoparque de Badajoz se tratan unas 100.000 toneladas de residuos anuales, de los que entre un 16 y un 17% se reciclan y otro 30% es líquido que se pierde en el proceso. La basura resultante son los llamados rechazos que ahora se depositan en un espacio abierto, en fosas que se llenan y compactan, generando malos olores perceptibles en la cercana urbanización El Manantío y en el cementerio Nuevo. Con el nuevo sistema que se pretende incorporar, estos residuos que no se pueden reciclar y que no tienen ningún tipo de aprovechamiento se envolverán y se enterrarán. Además también se consigue que la capacidad del ecoparque, que estaba calculada hasta el 2016 o el 2017, con el encapsulado de los desperdicios se amplía. Las mejoras que se van a introducir no supondrán creación de nuevos puestos de trabajo.

El plazo de ejecución de estas obras es de 11 meses, una vez que se adjudiquen, pues todavía no se han sacado a licitación, por lo que estarán finalizadas a finales del 2014. El aumento de longitud de las nuevas líneas de tratamiento conlleva la necesidad de ampliar la nave existente y retirar algunos equipamientos, así como modificar otros e instalar la nueva maquinaria. También se colocarán pasarelas para acceder al proceso productivo y facilitar las operaciones de inspección y mantenimiento.

En una segunda fase, que se acometerá el próximo año se destinarán casi 500.000 euros para construir una nave de 3.000 metros cuadrados donde se afinará el cómpost que resulta de los residuos orgánicos.

La visita de ayer de Echávarri era la primera oficial del consejero al Ayuntamiento de Badajoz, según destacó el alcalde, Francisco Javier Fragoso, quien se refirió a que estas inversiones aportarán dinamismo en el sector de la construcción.

El ecoparque de Badajoz funciona desde el año 2005 y según informó ayer el gerente de Gespesa, Fernando Baselga, a partir del 2010 la cantidad de basura que llega a las instalaciones se ha reducido progresivamente año tras año, pero en los últimos tres meses se ha producido "un repunte", lo que interpreta como un indicador "estupendo" de la crisis económica, pues significa que se está incrementando "puntualmente" el consumo.