La de la apertura del comercio en festivos tiene visos de convertirse en otra histórica batalla de las muchas libradas en Badajoz a lo largo de la historia. De hecho ayer dijo el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso que la reducción de días festivos de apertura es el "mayor ataque" que se le había hecho a Badajoz. El incluso llegó a hablar de "asedio", tirando del manual belicista tan propio de esta ciudad. Y si no miren, por ejemplo, la polémica del famoso Cubo o ahora la remodelación del antiguo Hospital Provincial que amenaza una nueva batalla. Los genes de nuestros antepasados debían ser de muy buena calidad.

Vaya por delante mi posición de estar en contra de todo lo que suponga prohibir o limitar. Me suena antiguo e intervencionista, y más en el terreno del consumo donde ya mucha gente compra por internet. Pero dicho esto, también es importante ver todos los aspectos de una realidad, para tener una opinión si no la más acertada sí, al menos, la más cercana al sentido común.

El Gobierno regional se guía por los datos de pérdidas económicas que según el pequeño comercio le supone la apertura de 16 días festivos al año. Desde los ayuntamientos de Badajoz y Cáceres, junto con las grandes superficies, se habla de generación de empleo y riqueza el permitir mayor libertad de horarios.

Y a todo esto Badajoz tiene una situación especial. Badajoz vive del comercio, del pequeño y del grande. Y su cercanía a Portugal le garantiza una afluencia de clientes que no existen en otras zonas y que disminuye el efecto de la falta de demanda interna. Por tanto todos tienen su parte de razón. Y muchos nos preguntamos: ¿tan difícil es llegar a una posición intermedia que pueda contentar a todos?

Si estamos hablando de números, en el terreno de la empresa se mantiene el acuerdo como premisa principal. Flaco favor nos estaríamos haciendo, si tanto unos como otros estuvieran utilizando más criterios políticos que económicos en la la batalla del comercio.