Cuando incluso la Asociación Nacional del Rifle (ANR) lanza un suspiro en el que se intuye un "¡no puede ser!", está claro que el caso de Howard David Ludwig es especial. Ludwig es, desde hace un par de semanas, uno de los millones de ciudadanos de EEUU con permiso de armas. Pero los datos que aparecen en ese carnet permiten entender el suspiro de la portavoz de la ANR. Altura: 68,6 centímetros. Peso: 9 kilos. Fecha de nacimiento: 14 de junio del 2006.

Los calculos no engañan: Ludwig, Bubba según le llaman en su casa, tiene solo 11 meses. No puede ni siquiera andar, pero según las leyes del Estado de Illinois tiene derecho a transportar un arma descargada. Puede también poseer arma y municiones. Y su caso puede resultar y resulta chocante, pero es también perfectamente legal.

Lo sabe bien el padre del bebé, Howard Ludwig, que ha hecho público el proceso para la obtención del carnet en un artículo publicado el domingo en el Chicago Sun-Times. Dos semanas después del nacimiento de Bubba, el abuelo llamó anunciando que había comprado para el bebé una pistola baretta modelo 686. El vendedor de Mega Sports que le había atendido preguntó por la edad del que iba a ser propietario y cuando dijo que 15 días el comerciante interrogó: "¿No cree que debería esperar ". El abuelo, un ávido cazador, contestó: "Bah, mejor hacerlo ahora".

Con el arma ya comprada, el padre de Bubba decidió recientemente sacar el permiso de armas para él y para el niño. Se metió en la página en internet de la policía del Estado, rellenó los formularios para obtener el carnet de identificación de propietario de armas de fuego para él y para su hijo y pagó la tarifa de cinco dólares. Semanas después llegó su carnet y una notificación de que el de Bubba había sido rechazado.