Conocí a un investigador japonés que estudiaba la obra de Gaudí. Pero no lo hacía directamente. Para encontrar las claves que impulsaron al genio catalán, se estaba dedicando a estudiar los fondos existentes en las bibliotecas de Barcelona. Quería conocer qué libros tenía a su disposición el arquitecto, cuántos pudo leer y, de estos, cuáles pudieron haberle servido de inspiración. En resumen, el susodicho nipón argumentaba que cualquier creador, cualquier intelectual, necesita leer para desarrollar su labor y, por lo tanto, la visita a las bibliotecas y la consulta de ciertas obras es indispensable para el desarrollo de la Ciencia. Gaudí, como todos, era hijo de sus lecturas. Hablo del campo de la Historia. Dónde puede dirigirse un investigador extremeño para, sin salir de la región, considerarse bien formado. Depende del período y del tema a que se dedique. La explosiva creación de universidades que sacudió España en los albores de la Transición -que fue excesiva y está pasando factura- dio lugar a la formación de bibliotecas universitarias, instrumento de trabajo imprescindible. Y la red bibliotecaria de la Junta también constituyó un gran reto. Bien resuelto, creo. Pero una biblioteca arranca de un momento concreto y, aun recogiendo fondos antiguos de aquí y de allá, raramente suele poseer los libros -sobre todo las revistas científicas- publicadas antes de su fundación. Internet ha supuesto un gran alivio, por poner a disposición del lector muchas publicaciones inexistentes en ciertos centros regionales o locales. Pensemos en Badajoz. ¿Qué debe hacer un joven investigador, digamos historiador, si quiere abordar alguna de las muchas preguntas planteadas sobre el pasado de nuestra ciudad? Si trabaja sobre el período contemporáneo o incluso moderno su material básico de análisis puede encontrarse en los archivos locales y muchos de sus elementos comparativos en las bibliotecas capitalinas. Siempre se pueden adquirir libros o reproducciones de obras aparecidas en los últimos cincuenta años. El resultado de la investigación, en definitiva, puede ser satisfactorio sin muchos desplazamientos y sin excesivo desembolso de dinero -la investigación cuesta dinero, ¿saben?- y, claro está, siempre que se cuente con una buena formación y se disponga de un método de trabajo. Porque, en investigación, el método lo es todo.