La Biblioteca Pública del Estado Bartolomé J. Gallardo de Badajoz recibió ayer a sus primeros usuarios después de 85 días cerrada al público, iniciando así su particular desescalada, que culminará el próximo 6 de julio, cuando se retomarán todos los servicios. De momento, esta primera semana únicamente funcionan los de préstamo y devoluciones, ambos con cita previa, que hay que solicitar con 24 horas de antelación por teléfono (924 012 304 y 924 012 345) o a través del correo electrónico (prestamo.badajoz@juntaex.es y devoluciones.badajoz@juntaex.es).

Esta es la biblioteca de la región con más préstamos en activo, alrededor de 6.000 entre libros, cedés o deuvedés. Tras el decreto de alarma, se renovaron indefinidamente, pero deben regresar paulatinamente a ‘casa’, un proceso que se prevé «bastante complicado», según su directora, Carmen de la Carrera, pues tienen que pasar la cuarentena de 15 días, para lo que se guardarán durante ese tiempo en una caja de cartón antes de volver a las estanterías. Los usuarios tienen hasta finales de julio para devolver el material sin ser sancionados. «Los teléfonos no han parado de sonar preguntando por esa cuestión durante el confinamiento», asegura.

En una segunda fase, que arrancará la próxima semana, se podrán utilizar (también bajo el sistema de la cita previa) los puestos de lectura y de ordenadores al 30% del aforo, pero seguirá estando prohibido el acceso a los libros de las estanterías, que se han precintado. Los ejemplares habrá que pedirlos al personal de sala y tendrán que ponerse en cuarentena después de su uso. A partir del 29 de junio, el aforo se ampliará al 50% y ya podrán celebrarse actividades culturales. La sala infantil y la hemeroteca no se abrirán hasta el 6 de julio, cuando el aforo será del 100% y la biblioteca retomará todos sus servicios, manteniendo como medidas de seguridad el uso de mascarilla y la distancia de 1,5 metros y cualquier otra que pdieran determinar las autoridades sanitarias.

Jaime Matamoros fue uno de los usuarios que ayer se acercó a la biblioteca para devolver varios libros infantiles que tenía en casa desde antes de que se decretara el estado de alarma. Hasta que no llegó a la puerta y leyó los carteles en los que se informa del nuevo sistema para entregar y recoger material, desconocía que hubiera que solicitar cita previa. «Son muchas dificultades, cuando todas las empresas han abierto y se han adaptado desde el primer día», se quejaba. Yolanda de Llanos, que acudió a buscar varios libros,reconocía que tenía «muchas ganas» de que la biblioteca reabriera, igual que Julián García-Cancho, que pasó por allí para informarse sobre los servicios se prestaban y saber si podía llevar ya a sus hijos.

La directora de la Biblioteca Pública Bartolomé J. Gallardo subraya las complicaciones que ha entrañado adaptar un centro de estas características, con una media de 600 usuarios diarios, a la ‘nueva normalidad’. No solo por el elevado número de personas que pasan por él, sino por la amplia franja de edad de los usuarios: desde bebés hasta ancianos.

En el acceso principal se han colocado carteles informativos, hay marcas de seguridad en el suelo para que se respete la distancia social, dispensador de gel hidroalcohólico y las zonas aún sin uso se han cerrado con paneles. Además, se ha precintado el mobiliario del área de prelectores y de la hemeroteca y solo se usarán algunos aseos.

Pese al cierre obligado, en la Biblioteca del Estado, según su directora, no se ha parado de trabajar «desde el primer día» tanto de cara a la reapertura, con la desinfección, acondicionamiento de las instalaciones y puesta en funcionamiento de los nuevos protocolos, como a través del teletrabajo para expedir tarjetas de carné para que quienes no fueran usuarios accedieran a la plataforma eFilm, un servicio de préstamo de películas, series y documentales. «Ha sido un trabajo inmenso, se ha dado de alta muchísima gente y los trabajadores se han ido turnando para que estuviera operativo los 7 días de la semana».