Bienvenido monsieur Godoy a la ciudad que te vio nacer y que ahora desde tu puesto en San Atón, cual príncipe feliz, divisarás desde lo alto con sus vicios y sus virtudes. Desde hoy serás testigo de los acontecimientos que ocurren en esta ciudad de provincias y de las historias cotidianas de tus paisanos. Verás muchas mañanas pasar a Celdrán camino de su despacho, a clérigos sin sotana en dirección al arzobispado y a un puñado de yonquis pedigüeños recorriendo varias veces al día el centro de la ciudad.

Alguna vez al año te ensorcederá el estruendo de voces infantiles en la Feria del Libro, el claxon de conductores estresados, los gritos reivindicativos de colectivos como la Plataforma del 0,7 de Rafael Barragán o los aplausos en la terraza del López a La Kaita o a la Vinilo Sánchez Band.

No te extrañes si algún día amaneces con un vaso de JB en la mano o con un gorro de vikingo..., es el Carnaval. La misma suerte corrieron tus vecinos Luis de Morales o Zurbarán en sus plazas, pregúntale a Moreno Nieto, tu compañero de fatigas en Minayo.

Godoy, no desesperes. Desde hoy pasarás de ser Príncipe de La Paz a ´Príncipe de la Paciencia´.