En estos tiempos de incertidumbres en los que la salud es sin duda nuestra mayor preocupación, necesitamos buenas noticias y proyectos ilusionantes para hacer más llevadera la maltrecha existencia que provoca la crisis sanitaria.

Se quejan las tiendas de barrio del flaco favor que les hace el crecimiento de Amazon, porque no pueden competir con el gigante estadounidense del comercio electrónico. Lo meses de confinamiento han acelerado que cambien nuestras costumbres y hasta quienes se mostraban reticentes a adquirir productos por internet han tenido que ceder a la evidencia: es un sistema fácil, rápido y hasta seguro. El comercio presencial tiene otras ventajas, como la cercanía y la posibilidad de que el cliente pruebe, vea y toque el producto, pero las ventas on line han llegado para quedarse. Aun siendo cierto que la competencia puede resultar letal, la decisión de Amazon de crear un gran centro logístico en la Plataforma del Suroeste Ibérico de Badajoz no va a perjudicar a los negocios de la ciudad, porque el gigante va a seguir creciendo esté o no esté en Badajoz.

La llegada de Amazon solo traerá beneficios. El primero y más importante: la creación de empleos. 900 puestos de trabajo, dicen. Madre mía. Solo este dato va a suponer un revulsivo en la actividad de la ciudad. Donde hay trabajo hay alegría, consumo, planes de futuro y esperanza. Además, Amazon servirá como polo de atracción de nuevas empresas. Está también confirmada la puesta en marcha de la fábrica de baterías de litio en la Plataforma Logística del Suroeste Ibérico. No van a ser los únicos proyectos que se anuncien a corto plazo, pues se están negociando más inversiones importantes, que la Junta de Extremadura se niega a hacer públicas, por el temor absurdo de que los interesados se levanten de la mesa si no se respeta el estricto compromiso de confidencialidad que imponen. Cuánta tontería a costa de la imprescindible transparencia. Con los terrenos de titularidad pública no está justificado el ocultismo. A no ser que alguien quiera esconder algo, porque tanto silencio da qué pensar. Quien tiene la sartén por el mango se cree con el derecho de imponer sus condiciones y como estamos muy necesitados de inversiones, mejor nos conviene asentir sin rechistar, que para eso manda quien manda.

Sea como sea, bienvenidas sean estas iniciativas. El inversor privado estudia concienzudamente dónde colocar su dinero y revisa con lupa qué lugar aporta más beneficios. Bienvenidos estos proyectos ilusionantes de los que tan necesitados estamos en esta tierra. Bienvenido Amazon, bienvenido Phi4tech y su fábrica de baterías de litio. Bienvenido KFC con su restaurante de pollo frito en la avenida de Elvas, que aunque anecdótico, viene a corroborar que Badajoz existe para las grandes cadenas internacionales. Bienvenidos los 10 millones que la empresa extremeña Preving está invirtiendo en su nueva sede del Cuartón del Cortijo. Estos son de aquí y quieren quedarse aquí. Un aplauso por su apuesta. Bienvenida Civitas Pacensis por comprar la antigua fábrica de Coca Cola abandonada durante tantos años en una ubicación de gran proyección para a la ciudad y bienvenidos todos sus proyectos de construcción de viviendas detrás del campus universitario y en la avenida de Elvas, donde también están apostando otros promotores. Bienvenidos todos ellos porque el sector de la construcción ha reanudado su actividad en esta ciudad, otro síntoma inequívoco de que la economía se reactiva. Bienvenido Quironsalud por construir un nuevo hospital en los terrenos de los salones Murano, un proyecto aún pendiente de los trámites urbanísticos para flexibilizar el uso sanitario del suelo. Bienvenidos los cines de El Faro y los restaurantes que han abierto en torno a esta nueva oferta de ocio. Bienvenidos sean todos los proyectos que dejan de serlo y se transforman en realidades.