Cuando Boabdil perdió Granada, aceptó la derrota y se marchó. Rajoy ha perdido España y debe hacer como Boabdil, marcharse. Y debe hacerlo antes de que sea peor. Peor para su partido y para él. Y, sobre todo, peor para todos los ciudadanos. Le pasó a Zapatero, que no tuvo el coraje de marcharse antes de traicionar a su electorado, y al final se vio obligado a adelantar las elecciones fuera de tiempo, aplastado por las circunstancias, y las perdió. Tardó mucho en hacerlo, es cierto, pero es una lección que Rajoy debe aprender, ahora que todavía está a tiempo. Rajoy ha sido derrotado en todos los campos, tanto, que en menos de año y medio está peor de lo que llegó a estar Zapatero en su última legislatura, y muchísimo peor de lo que estuvo Felipe cuando Aznar le decía todos los días aquello de "váyase, señor González".

Rajoy ha sido derrotado por la realidad, que le ha aplastado bajo la amarga losa de algo para lo que no estaba preparado. Ha sido derrotado por su ignorancia acerca de la situación, después de decir aquello de "sabemos y podemos". Ha sido derrotado por la corrupción, con Bárcenas y Gürtel como cabezas visibles, de modo que él y su partido han caído en un lodo espeso donde están aprisionados e impedidos de hacer cualquier movimiento de regeneración. Ha sido derrotado por el déficit, hasta el punto de que ese objetivo, que era el eje central de su política, también ha sido modificado al alza y pospuesto hasta el final de la legislatura. Ha sido derrotado por el paro, que con él llegó al récord de 6,2 millones de desempleados y cuya mejoría se aplaza también hasta 2016. Ha sido derrotado por la deuda pública, que ahora es mucho mayor que con Zapatero. Ha sido derrotado por la ciudadanía y por el electorado, dado que las encuestas anticipan dos años y medio agónicos, si es que persiste en el suicidio de resistir, y dado que hoy o mañana, y en todo caso, perderá las elecciones, sean cuando sean. Y, sobre todo, ha sido derrotado por el futuro, pues ya ha reconocido que todos estos problemas no tendrán solución en esta legislatura, de manera que no solo se ha rendido ante el presente, lo cual tiene algún sentido, sino ante el mañana, convirtiéndose en el primer líder vencido a plazo fijo. Ayer, los ciudadanos le dijimos masivamente a Rajoy que se vaya, antes de que su colosal derrota termine de hundir España. Si tuviera dignidad, haría como Boabdil.