Por boca de ganso

TCtomo en esa sevillana, en la que se lamenta la muerte de algo en el alma tras la marcha de un amigo, lamento yo la muerte de parte de la mía ante la pérdida total de la confianza en lo que dicen desde el gobierno, desde este y desde el anterior y, si no ponen remedio, desde cualquiera que venga. Se lo han ganado a pulso, y eso que no me tengo por persona que se raje las vestiduras ni se sienta defraudada a la primera de cambio. Intento buscar la razón de lo que se dice y de lo que se hace, pero desde que Zapatero dijo, muy serio, tan serio como Aznar tras venir de las Azores, que teníamos el sistema financiero más sólido de la comunidad internacional, y luego ha pasado lo que ha pasado, está claro que la confianza comenzó a quebrarse. Si mintió, malo, y si habló por boca de ganso, sin saber lo que decía, pues malo también. Desde entonces hasta ahora, pobres y deshonrados, tantas y tantas han sido las afirmaciones que han resultado falsas, que la confianza se trocó en su contrario y mató algo en mi alma. Es por eso que hoy lloro porque río, o río porque lloro, al oír a Guindos afirmar que el sistema bancario español es el más transparente de Europa. Lo siento ministro. Ya no me lo creo. Aquí no hay nada transparente, nos hemos acostumbrado a la ocultación y a la opacidad. Somos un país de cristales sucios, y de mentiras, y lo que hoy se dice, mañana, o dentro de unas horas, se desdice, como la última idea del gobierno con la que intentaba mezclar la ley con el hachazo. Me refiero a la norma para la reforma estructural en la administración local, en la que pretendía mezclar una medida coyuntural de captación de dinero rápido: meter la mano en el sueldo de los funcionarios. Ya no sé lo que piensan ni lo que quieren, ni lo que se les puede ocurrir pasado mañana.