Cuatro bomberos y los jefes de guardia y de servicio del parque municipal pacense acudieron al polígono industrial de Campo Maior para ayudar a sofocar el incendio de una nave industrial de 5.000 metros cuadrados que albergaba una fábrica de patatas fritas, un siniestro que al producirse de noche cobró tintes espectaculares.

Eran las 22.30 horas cuando el parque de Badajoz puso su maquinaria en marcha, después de que el alcalde, Miguel Celdrán, atendiese la petición de ayuda urgente de su homólogo de la población vecina del otro lado de la Raya.

Cuando llegaron los miembros del servicio contra incendios de Badajoz, la nave llevaba alrededor de una hora ardiendo. Acudieron con un vehículo autobomba y una autoescala, y se dedicaron, sobre todo, según confirmó Carlos Lima, a labores de extinción y evitar que el fuego se propagara a las naves anexas, almacenes de aceitunas, de neumáticos y de muebles.

El el humo y el olor del fuego se percibía de forma intensa en la población, según confirmó una vecina, pero no hubo daños personales. Ayer se desconocía el origen del fuego, aunque no había signos de que hubiera podido ser provocado. Al ser noche, el fuego se atacó desde el exterior, dado el riesgo para las personas por el derrumbe de la techumbre y de uno de los muros.

Las labores de extinción concluyeron hacia la 1.30, quedando ´bombeiros´ portugueses de guardia para evitar que se reavivara el fuego. Con la presencia de los bomberos de Badajoz y los que fueron llegando de Elvas y otras poblaciones cercanas, llegaron a trabajar con diez autobombas y dos escalas.

Al parecer la presencia de los bomberos de Badajoz en Campo Maior fue reconocida por los colegas lusos como el mejor signo de la relación de vecindad entre poblaciones de la Raya, al comprobar que va "más allá de ir de compras".

Se trata de la segunda intervención del cuerpo pacense en esa zona, pues el año pasado ya lo hizo en un incendio de pastos de grandes proporciones.